Los signos de los tiempos es una frase fuertemente asociada con la Iglesia Católica en la era del Segundo Concilio Vaticano de los años 1960. Se entendió que significaba que la Iglesia debía escuchar y aprender del mundo que la rodeaba. En otras palabras, debía aprender a leer los "signos de los tiempos". Esta frase proviene de Mateo 16:3, Lucas 12:56 y fue utilizada por el Papa Juan XXIII [en latín: "signa temporum"] cuando convocó el concilio, en la declaración Humanae Salutis (1961) [1] y también en Pacem in Terris (1963). Llegó a significar una nueva comprensión de que la Iglesia necesitaba prestar más atención al mundo si quería permanecer fiel a su llamado, y marcó un cambio significativo en el método teológico. La frase "signo de los tiempos" se utilizó cuatro veces en los documentos del Vaticano II:
La frase ha seguido utilizándose en las encíclicas papales y en el Catecismo de la Iglesia Católica desde entonces.