Durante todo su mandato, el emperador Guillermo II no le dio, en absoluto, libertad de movimientos[cita requerida].
Tras el despido de Hohenlohe en 1900, Guillermo designó canciller al hombre a quien llamaba «su propio Bismarck», el príncipe Bernhard von Bülow.
Guillermo esperaba encontrar en Bülow un hombre que combinara la habilidad del Canciller de Hierro con el respeto a los deseos del káiser, lo que le permitiría gobernar el imperio a su albedrío.
Sin embargo, durante la década siguiente, Guillermo se desilusionó de su decisión, y en vista de la oposición de Bülow sobre el «Asunto del Daily Telegraph» de 1908 y otros más, el káiser despidió a Bülow y designó en su lugar a Theobald von Bethmann-Hollweg en 1909.
Se le atribuye la famosa frase: «a los idealismos franceses sin significado: Libertad, Igualdad y Fraternidad, les oponemos las tres realidades alemanas: Infantería, Caballería y Artillería».