La Guerra de los Catalanes o Guerra Particular de Cataluña ( en catalán : Guerra dels Catalans o Guerra Particular de Catalunya ) fue una de las últimas campañas militares de la Guerra de Sucesión Española , que afectó al Principado de Cataluña . Esta última fase del conflicto se inició cuando, a pesar del armisticio firmado entre Felipe V y Carlos VI de Austria que ponía fin a la guerra a partir del 1 de julio de 1713, los Tres Comunes de Cataluña —las instituciones políticas catalanas más destacadas: la Generalidad , el Brazo Militar de Cataluña y el Consell de Cent de Barcelona— proclamaron unilateralmente el 9 de julio de 1713 la continuación de la guerra contra Felipe V y Francia, prolongándose así la contienda hasta el 12 de septiembre de 1714.
El 14 de marzo de 1713, durante las negociaciones para la Paz de Utrech , Carlos de Austria se resignó a los hechos y firmó el «Acuerdo de Armisticio y Evacuación de Cataluña», al tiempo que pedía a los británicos que el Principado de Cataluña se constituyera como república independiente , o que si permanecía bajo el gobierno de Felipe V conservaría las constituciones catalanas . Pero tras la renuncia de Felipe V al trono de Francia, la entrega de Gibraltar y de la isla balear de Menorca , y varias concesiones comerciales en América, los británicos cedieron ante Felipe V a quien reconocieron como legítimo monarca español, concediendo la amnistía a los catalanes y los mismos derechos y privilegios que los habitantes de la Corona de Castilla , lo que supuso la abolición de facto de las leyes de Cataluña.
Carlos de Austria notificó la evacuación de las tropas Habsburgo a los miembros de la Generalitat, concluyendo que continuar la guerra sólo provocaría un inútil baño de sangre que no tendría más resultado para Cataluña que su total y absoluta destrucción, ante lo cual les indujo a aceptar el "Indulto General a los Catalanes" promulgado por Felipe V. Pocos días después la emperatriz abandonó Barcelona y el 22 de junio de 1713 los representantes de Felipe y Carlos firmaron el "Convenio de Hospitalet", que ponía fin a la Guerra de Sucesión en territorio español sin garantizar el mantenimiento de las Constituciones de Cataluña. Pero una facción radical de la aristocracia catalana obligó a los miembros de la Generalitat a convocar una Junta de Brazos que, tras lentas discusiones el 9 de julio de 1713, y con el apoyo del Estamento Popular, proclamó unilateralmente la continuación de la guerra en nombre del rey "para la conservación de las Libertades, Privilegios y Prerrogativas de los Catalanes, que nuestros predecesores obtuvieron a costa de glorioso derramamiento de sangre y nosotros debemos, asimismo, mantener, que no han sido tomadas en consideración ni en Utrecht, ni en l'Hospitalet".
Desde el punto de vista borbónico, la guerra de sucesión había terminado, de modo que los Tres Comunes de Cataluña cometieron los delitos de rebelión y lesa majestad contra su legítimo monarca, que no reconocía a los Tres Comunes como potencia contendiente, ni como interlocutor válido de Carlos de Austria con quien había firmado un armisticio. Por el contrario, los Tres Comunes proclamaban que la guerra no había terminado y que actuaban bajo la protección de su legítimo monarca -Carlos de Austria-, quien, creían, a la vista de su determinación de luchar, no tardaría en venir a salvar Cataluña.
Inicialmente reducida a Barcelona, se constituyó una junta de gobierno que, ante la evacuación del ejército de los Austrias, levantó un ejército propio -el Ejército de Cataluña- nombrando comandante general a Antoni de Villarroel . El 25 de julio de 1713, los ejércitos borbónicos llegaron frente a Barcelona pero, incapaces de tomarla, la bloquearon sobre el terreno con la esperanza de asfixiarla. Pero en el seno de la ciudad, la división entre radicales y moderados -incluso el consejero mayor de Barcelona Manuel Félix i Ferreró era partidario de la sumisión negociada con Felipe V- perjudicó las iniciativas de los primeros meses de la guerra. Los moderados intentaron una operación diplomática en connivencia con el embajador catalán en Londres Pau Ignasi Dalmases para entregar Cataluña a Felipe V de forma negociada, pero en noviembre de 1713, la elección del nuevo consejero mayor Rafael Casanova frustró el plan.