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Escultura en México

Torres de Satélite

La escultura es una de las tradiciones artísticas más antiguas y veneradas dentro del entramado cultural de México. Sus orígenes se remontan a las civilizaciones prehispánicas, donde encontró expresión en una gran variedad de formas en diversos contextos, incluidas pirámides, santuarios, explanadas y objetos comunitarios. Las civilizaciones olmeca, maya, teotihuacana, tarasca, mixteca y azteca aportaron estilos y motivos escultóricos distintivos, dejando una marca indeleble en el legado artístico de México. La civilización olmeca, conocida como la "cultura madre" de Mesoamérica, elaboró ​​imponentes esculturas de piedra caracterizadas por sus enigmáticas cabezas colosales, que se cree que representan deidades o gobernantes. Estas esculturas monumentales, que a menudo pesan varias toneladas, ejemplifican la maestría de los olmecas en la forma escultórica y sus profundas creencias espirituales.

De manera similar, las civilizaciones tarasca, mixteca y azteca dejaron legados perdurables en la escultura, produciendo obras de notable artesanía y sofisticación artística. La escultura azteca, en particular, es celebrada por sus composiciones dinámicas y riqueza simbólica, con ejemplos icónicos como la estatua de Coatlicue y la Piedra del Calendario que muestran el dominio de la forma y el simbolismo de la civilización. La ciudad de Teotihuacan , con sus monumentales pirámides y diseño urbano, presentó relieves escultóricos y estatuas que representaban a dioses, animales y cuerpos celestes. Estas esculturas adornaban las fachadas de templos y palacios, sirviendo como expresiones de la cosmología y las creencias religiosas de Teotihuacan.

Por siglo

Siglos XVI y XVII

Fuente de Diana la Cazadora

Tras la conquista de México, la evolución de la escultura se puede dividir en dos categorías distintas: la decorativa y la estatuaria. Los artesanos de la época utilizaban materiales como la piedra o la madera para crear obras que reflejaban tanto las tradiciones artísticas de las culturas indígenas como las influencias de los estilos europeos traídos por los conquistadores. Durante la época colonial, el estilo plateresco surgió como un movimiento artístico dominante, caracterizado por su intrincada ornamentación y riqueza escultórica. El arte plateresco, que se inspiró en la estética renacentista y manierista española, se manifestó principalmente en la escultura arquitectónica y el diseño de retablos. Se pueden encontrar ejemplos notables de retablos platerescos, adornados con elaborados elementos escultóricos y un intrincado trabajo en relieve, en iglesias y catedrales de todo el México colonial. [1]

En la catedral de México, trabajan Claudio Arciniega y Juan Miguel Agüero. Se convertirá en el paradigma de la arquitectura colonial. Francisco Becerra levantará la catedral de Puebla. Francisco Antonio Guerrero y Torres: Capilla del Pocito, en la Villa de Guadalupe. En Puebla aparece una escuela barroca muy activa. Santuarios de Ocotlán en Tlaxcala, y de San Francisco de Acatepec, dos magníficos ejemplos del barroco novohispano.

En todas las ciudades coloniales se pueden apreciar finos acabados en la ornamentación y las fachadas de las iglesias. Oaxaca y sus numerosos templos como la Soledad y Santo Domingo muestran la belleza y magnificencia de la misma.

Siglo XVIII

Monumento de la Fundación de México-Tenochtitlan (Monumento a la Fundación de México)

La creación de academias en toda Europa durante el siglo XVII marcó una transición fundamental del dogma religioso a la investigación racional en el ámbito de la expresión artística. Alejándose del paradigma religioso dominante que caracterizó los siglos anteriores, estas academias anunciaron una nueva era de exploración artística basada en la razón y la investigación intelectual. En la Nueva España, este cambio filosófico precipitó una notable reacción contra los excesos ornamentados del estilo barroco, particularmente evidente en el ámbito de la escultura.

Durante este período, los retablos caracterizados por su complejidad escultórica se consideraron excesivos y abiertamente ornamentales, lo que impulsó un movimiento hacia la pureza y la sobriedad arquitectónicas. Los elementos escultóricos fueron reemplazados por manifestaciones arquitectónicas, lo que reflejaba un deseo de claridad, orden y proporcionalidad clásica en la composición artística. Este alejamiento de la estética barroca dio lugar a un estilo arquitectónico distintivo caracterizado por líneas limpias, precisión geométrica y un equilibrio armonioso entre forma y función.

En este período transformador de la evolución artística de la Nueva España, la figura influyente de Manuel Tolsá , un escultor nacido en España reconocido por su dominio de los principios neoclásicos, fue central. Las obras de Tolsá personificaron el espíritu de la época, encarnando una síntesis de ideales clásicos con sensibilidades contemporáneas. Sus esculturas y diseños arquitectónicos, caracterizados por su elegancia, simetría y moderación clásica, ejercieron una profunda influencia en el paisaje artístico de la Nueva España, dando forma a su lenguaje visual e identidad cultural. [2]

Siglo XIX

Fuente de Cibeles

El Romanticismo tendió a romper con las normas y los modelos estrictos del clasicismo, al perseguir ideas influidas por el realismo y el nacionalismo. La escultura religiosa se redujo a una imaginería esporádica, mientras que la escultura profana continuó en el retrato y el arte monumental de carácter cívico.

Entre 1820 y 1880 los temas predominantes fueron, sucesivamente: imágenes religiosas, escenas bíblicas, alegorías a los símbolos del movimiento insurgente y escenas y personajes de la historia precortesiana, y retratos de la antigua aristocracia, de la burguesía ascendente y de los paladines de la prerrevolución. El ámbito trascendente consistió en introducir motivos civiles, los primeros tipos nacionales y atisbos de una corriente de autoexpresión.

Siglo XX

País de volcanes

Diferenciadas por sus objetivos y el énfasis de su temática, surgieron tres corrientes: una indigenista, arcaica y folclórica; otra, neoclásica, cívica e histórica; y una tercera, socialista, con propaganda ideológica.

Durante el siglo XX, grandes exponentes de la escultura mexicana son Rómulo Rozo , Enrique Gottdiener Soto, Juan Soriano , José Luis Cuevas , Sebastián y Mathias Goeritz .

Siglo XXI

Durante el siglo XXI, grandes exponentes de la escultura mexicana son Rafael Coronel , Javier Marín y Pedro Reyes .

Galería

Véase también

Referencias

  1. ^ Enciclopedia de México. México. Escultura (en español). México: Sabeca Internacional. 1993.ISBN​ 9684571801.
  2. ^ [file:///C:/Users/22ged/Downloads/18858-Article%20Text-18965-1-10-20190408.pdf Revista de Pregrado de Estudios Hispánicos e Italianos. ] (PDF) (en español), México: Universidad de Victoria, 2019 {{citation}}: Verificar |url=valor ( ayuda )