El concepto de dictadura de base fue creado por la historiadora Lillian Guerra para describir su comprensión de la estructura política única de Cuba . Según Guerra, Cuba es una "dictadura de base", debido a su delegación masiva de ciudadanos como espías, para reunir inteligencia sobre las actividades "subversivas" de los vecinos y, en general, colaborar con las iniciativas gubernamentales. Esta delegación masiva es llevada a cabo por los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), que organizan a los ciudadanos para llevar a cabo " actos de repudio " contra otros ciudadanos que se consideran subversivos. Estos "actos de repudio" a menudo implican la reunión de ciudadanos designados para burlarse o agredir a ciudadanos "subversivos" seleccionados. A través de la delegación masiva de ciudadanos a través de los CDR, Guerra sostiene que el gobierno cubano puede suprimir el discurso público y mantener un sentido de apoyo "de base", a pesar de la naturaleza antidemocrática del gobierno cubano. [1] [2] [3] [4] [5] [6]
El concepto de una "dictadura de base" es utilizado por Guerra para hacer un cierto argumento historiográfico sobre la Revolución Cubana y el desarrollo del gobierno posrevolucionario . Varios historiadores anteriores a Guerra han discutido sobre qué causó exactamente la consolidación política de Fidel Castro después de 1959. Guerra presenta un argumento que sintetiza tanto el modelo "desde arriba" como el "desde abajo". Según el modelo de Guerra, la consolidación política no surgió exclusivamente de los planes a largo plazo de los hermanos Castro (el modelo "desde arriba"), o de la presión política y la dedicación ideológica de las masas cubanas (el modelo "desde abajo"). En cambio, Guerra postula que la consolidación política en Cuba surgió de una colaboración entre los funcionarios políticos y las masas en general. Esta colaboración es lo que hace que la "dictadura de base" tenga un carácter "de base". [5] [6] [7]
La historia de la "dictadura de base" en Cuba, como la postula Guerra, comienza con el apoyo popular a las primeras reformas después de 1959. Sin embargo, a medida que algunos sectores de la población se beneficiaron de estas primeras reformas, Cuba comenzó a enfrentar la oposición externa de los Estados Unidos. Los problemas internacionales dieron como resultado un enfoque singular en la seguridad nacional en Cuba y una veneración de Fidel Castro. En aras de la "seguridad nacional", se promulgaron restricciones a la prensa, se llevaron a cabo celebraciones masivas del fidelismo y, finalmente, se designó a ciudadanos para que integraran los Comités de Defensa de la Revolución con el fin de espiar y exponer a los "traidores". Se desarrolló una definición muy estrecha de lealtad nacional y se diseñaron estructuras represivas para consagrar esta lealtad contra una supuesta amenaza de invasión estadounidense. Según Guerra, los ciudadanos cubanos no resistieron nuevas medidas represivas porque se las consideraba el mejor método para evitar la invasión. [6]
Guerra también alega que el dogma de seguridad nacional de Cuba en la década de 1960, se reflejó en los escritos de visitantes extranjeros a Cuba, el más ejemplar en Margaret Randall , quien se negó a comparar a Cuba con dictaduras, o incluso con la Unión Soviética , porque aparentemente tenía una necesidad única de seguridad nacional. [8]
Como lo describe Guerra, la dictadura de base se ejemplifica mejor en los Comités de Defensa de la Revolución , que delegan a los ciudadanos para que recopilen información sobre los pensamientos y acciones "subversivos" de los vecinos. La "dictadura de base" también constituye la nacionalización total de los grupos de la sociedad civil, incluidos los sindicatos, haciendo que todos los espacios de expresión pública sean monitoreados por funcionarios del gobierno. El uso de la violencia de las turbas, denominada " actos de repudio ", también es una característica de la dictadura de base; estos actos generalmente se dirigen a personas que de alguna manera se consideran una amenaza para la seguridad nacional. [6]
La ideología utilizada para justificar este sistema de delegar masivamente a los funcionarios y de supervisión es la promesa final del socialismo, algo parecido a una expectativa " milenaria ", según Guerra. El historiador John Gronbeck ha ampliado el razonamiento de Guerra y ha sostenido que la promesa del socialismo también se convirtió en un sentimiento de excepcionalismo cubano, en el sentido de que Cuba está en un camino único hacia el socialismo, lo que justifica las acciones del gobierno. Se sostiene que el excepcionalismo cubano es una justificación para la represión masiva en Cuba, ya que supuestamente es parte de la necesidad excepcionalmente urgente de Cuba de defensa nacional contra la invasión. [2]
La historiadora Anne Luke ha sostenido que el modelo de Guerra de una dictadura de base es demasiado limitado para explicar la cultura política de Cuba. Luke postula que la ciudadanía cubana no estaba tan totalmente arraigada en una reverencia monolítica por el fidelismo y la seguridad nacional. En cambio, la sociedad cubana siempre ha sido mucho más pluralista ideológicamente, en detrimento de los esfuerzos del gobierno por popularizar y ordenar una reverencia por el fidelismo. Luke hace referencia a la cultura impresa en Cuba en la década de 1960 como evidencia de esa pluralidad contra el fidelismo monolítico. [9]