Puede afirmarse que antes de la invención de pinceles u otras herramientas prehistóricas, el hombre se aplicó pigmentos sobre su cuerpo para afirmar su identidad, la pertenencia a su grupo y situarse con relación a su ambiente, prepararse para alguna ceremonia o por gusto.Esta práctica fue utilizada como instrumento de transformación; los dibujos y los colores le permitieron alternar en su cuerpo diversas identidades, señalar la entrada en un nuevo estado o grupo social, definir una posición ritual o reafirmar la pertenencia a una comunidad determinada, como también se utilizó sencillamente como ornamento.Estas pinturas no son realizadas solo por artistas, sino por todos los hombres de diecisiete a treinta años.El huito, a semejanza de la henna, es bastante estable, y su color negro tarda algunas semanas en borrarse.[1] Las materias que utilizaron las diversas culturas precolombinas tienen origen vegetal, mineral o animal; carbones, cenizas, jugos y semillas de frutas, entre otros.El blanco, tomado del polvo de arcilla, se asocia generalmente al luto o a la purificación.Los dibujos suelen seguir patrones florales o geométricos, reproduciendo los motivos de los tatuajes populares tradicionales.En muchos países la pintura corporal se utiliza durante el carnaval, ya que en esas fechas las autoridades suelen ser más tolerantes.
El artista Beo Beyond crea trajes iluminados, pinturas y fotografías con luz negra y materiales fluorescentes. Esta foto muestra a la artista de performance Leevi, quien ella misma hizo la pintura corporal fluorescente. La foto fue tomada en el estudio del artista en
Barcelona
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España
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