Cuius regio, eius religio es una frase latina que significa que la confesión religiosa del príncipe se aplica a todos los ciudadanos del territorio.
Una traducción posible en castellano sería: «según sea la del rey, así será la religión [del reino]»; o más literalmente: «de quien rija, la religión» o «a tal rey, tal religión» o «de quien [es] la región, de él [es] la religión».
[1] Su mayor importancia histórica está relacionada con la Reforma Protestante.
La Paz de Augsburgo, firmada en 1555 entre el emperador Carlos V y la Liga de Esmalcalda, impone esta solución para los territorios alemanes, como compromiso entre católicos y protestantes.
Otra práctica que se aleje de las dos anteriormente mencionadas, que eran las más comunes en el imperio, eran prohibidas y consideradas por la ley como heréticas y castigadas con la muerte.