La resolución 1199 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas , adoptada el 23 de septiembre de 1998, tras recordar la Resolución 1160 (1998), el Consejo exigió que las partes albanesa y yugoslava en Kosovo pusieran fin a las hostilidades y observaran un alto el fuego. [1]
El Consejo de Seguridad se reunió para debatir los combates en Kosovo y, en particular, el uso indiscriminado de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad serbias y el ejército yugoslavo, que provocó el desplazamiento de 230.000 personas según el Secretario General Kofi Annan . [2] Los refugiados habían huido al norte de Albania , Bosnia y Herzegovina y otros países europeos y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) había estimado que 50.000 carecían de servicios básicos. Reafirmó el derecho de todos los refugiados a regresar y señaló que se estaba desarrollando una catástrofe humanitaria en Kosovo y que se estaban produciendo violaciones de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario . [3] Al mismo tiempo, se condenaron los actos de violencia de cualquiera de las partes y los actos de terrorismo con fines ulteriores, y el Consejo reafirmó que el estatuto de Kosovo debería incluir la autonomía y la autoadministración.
En virtud del Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas , la resolución exigió que todas las partes cesaran las hostilidades y mantuvieran un alto el fuego . Se instó tanto al Gobierno de la República Federativa de Yugoslavia como a los dirigentes albanokosovares a que adoptaran medidas inmediatas para mejorar la situación humanitaria e iniciaran conversaciones para resolver la crisis. El Consejo exigió a continuación que la República Federativa de Yugoslavia: [4]
El Comité tomó nota del compromiso del Presidente de Serbia, Slobodan Milošević, de utilizar medios políticos para resolver el conflicto, evitar las acciones represivas contra la población civil, garantizar la libertad de movimiento de las organizaciones humanitarias internacionales y de los observadores y asegurar el retorno seguro de los refugiados. Por su parte, los dirigentes albanokosovares se vieron obligados a condenar el terrorismo.
El Consejo acogió con satisfacción el establecimiento de la Misión de Observadores Diplomáticos de Kosovo e instó a los Estados y organizaciones representados en la República Federativa de Yugoslavia a que llevaran a cabo una vigilancia continua de la situación en Kosovo. [5] Se recordó a la República Federativa de Yugoslavia que era responsable de la seguridad del personal humanitario diplomático, internacional y no gubernamental. Se pidió a ambas partes que cooperaran con el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY) en relación con las posibles violaciones y la necesidad de llevar ante la justicia a los responsables de malos tratos a civiles y destrucción deliberada de bienes.
Por último, se pidió al Secretario General que informara periódicamente al Consejo sobre los acontecimientos en la región y afirmó que si no se cumplía la resolución actual, se adoptarían nuevas medidas para restablecer la paz y la seguridad. [6]
La resolución 1199 fue aprobada por 14 miembros del Consejo. China se abstuvo de votar, alegando que el conflicto era un asunto interno de la República Federativa de Yugoslavia y que actuaba dentro de sus derechos. [1]