Con veintiséis años participó en el atentado fallido contra el virrey de la India en Delhi cuando éste hacia su entrada solemne en la capital a lomos de un elefante —la bomba de mano lanzada por Bose no dio en el blanco—.
Consiguió escapar y se refugió en 1915 en Japón donde pasó el resto de su vida.
[1] A los pocos meses de haber llegado a Japón, formó parte junto con Okawa, del comité de bienvenida del héroe revolucionario indio Lala Lajpat Rai, quien ante sus anfitriones defendió la necesidad de luchar todos juntos por la liberación de Asia.
A raíz de estas declaraciones, el gobierno británico presionó al japonés para que Bose fuera expulsado del país, pero gracias a Toyama Mitsuru, el panasianista japonés más influyente al que recurrieron Okawa y los nacionalistas indios exiliados, la medida no se llevó a cabo.
Poco después Okawa escribiría un libro sobre el nacionalismo indio en el que reivindicaba el liderazgo de Japón en la «misión de unir y liderar a Asia».