Las Flores es un sitio arqueológico perteneciente a la civilización huasteca en la ciudad de Tampico , Tamaulipas , en México. [1]
De acuerdo con registros paleontológicos y arqueológicos, los asentamientos más tempranos en Tamaulipas se datan de doce mil años antes de la era cristiana, y se identifican en el llamado “Complejo del Diablo”, en alusión a un Cañón de la Sierra de Tamaulipas. Posteriormente, a nivel del Trópico de Cáncer, se encuentran las primeras manifestaciones de la civilización nativa, ligadas al descubrimiento y domesticación del maíz y con ello al inicio de la vida agrícola y la agrupación de asentamientos permanentes. Como resultado, en este periodo comenzaron a aparecer manifestaciones de las culturas mesoamericanas en esta región.
Antes de la llegada de los invasores españoles, el territorio tamaulipeco estaba ocupado por diversos grupos étnicos, uno de ellos eran los Wasteks . Américo Vespucio , famoso cartógrafo italiano que dio nombre al continente americano, visitó el territorio tamaulipeco a finales del siglo XVI y en su correspondencia con Lorenzo di Pierfrancesco mencionó que los indígenas llamaban al territorio “lariab”. Durante la época colonial se le conoció con otros nombres: “Reino de la Guasteca”, provincia de Amichel y Tierra Garayana, provincia de Pánuco, Comarca de Paul, Alifau y Ocinan, Magdalena Medanos y “Nueva Santander”. El nombre actual proviene de la fundación “Tamaholipa” por Fray Andrés de Olmos en 1544.
En Tamaulipas, los huastecos se asentaron principalmente a lo largo de la cuenca baja del río Guayalejo-Tamesí y en los valles montañosos de Tanguanchín (Ocampo) y Tammapul (Tula). Políticamente no parecían constituir un Estado, sino más bien una serie de señoríos. Eran hábiles artesanos y poseían una compleja cosmogonía religiosa, tanto que en la Huasteca surgió el concepto de la deidad Quetzalcóatl. Como cultura ubicada en una zona periférica de la Mesoamérica nuclear, mantuvieron una larga autonomía hasta que en el Posclásico tardío los mexicas los sometieron a su dominio sobre una porción de la Huasteca.
Otros asentamientos huastecos con una gran labor constructiva, son evidentes en el Balcón de Montezuma , sitio arqueológico ubicado en las inmediaciones de la actual capital del Estado.
El gran desarrollo geográfico de la cultura huasteca antes mencionada se evidencia en los numerosos sitios dispersos a lo largo de la casi impenetrable sierra, como es el caso de El Sabinito, un interesante sitio actualmente en investigación, que habla de una sociedad organizada de tipo mesoamericano. Sin embargo, hay evidencia de que durante el periodo posclásico este modelo cultural se agotó, quedando la sierra habitada por diversos grupos de agricultores, pero de un nivel de civilización menor.
En las sierras de Tamaulipas se encuentran presentes tres fases arqueológicas relacionadas con Mesoamérica; Laguna, Eslabones y Salta, abarcando un periodo cronológico de 650 a.C. a 1000 d.C. [2]
Tuvo un panteón cultural inicial definido por una constante evolución y el surgimiento de poblados dispersos entre la sierra que concentraban hasta 400 viviendas ubicadas alrededor de plazas y plataformas; y pequeñas estructuras de base circular. Pero fue alrededor del año 500 d.C. cuando esta cultura alcanzó su apogeo, al expandirse las concentraciones urbanas hasta mil casas, que formaban poblados en las cimas de los cerros, con un núcleo central de pequeñas pirámides. La simple planificación urbana sugiere la existencia de un gobierno posiblemente teocrático y centralizado, y la cerámica indica comercio con el área nuclear de Mesoamérica. [2]
No muy lejos de este sitio se encuentra otro conocido sitio arqueológico llamado Tancol, ubicado dentro de una escuela privada cercana, la estructura principal tiene 5 metros de altura. [3]
Se encontró cerámica con motivos geométricos típicos del sitio y también dos entierros de pareja, es decir, esqueletos de hombre y mujer, juntos, acompañados de restos de lo que los especialistas creen son “guajolotes” (pavo), animal que, al igual que el perro, ayudaba a los difuntos en su camino al inframundo. [3]