Al frente de esta unidad, Francisco Franco logró trasladarse al otro lado del estrecho de Gibraltar, desde donde sus unidades comenzaron a avanzar hacia Madrid.
Ya en octubre de 1936, cuando fue nombrado Jefe del Estado durante un acto oficial en Burgos, Franco acudió al evento acompañado por una escolta formada por soldados marroquíes montados a caballo.
El historiador británico Paul Preston ha señalado que la Guardia mora se convirtió en un símbolo en sí y en el mejor ejemplo del nuevo poder que se estaba construyendo en torno a la figura de Franco.
[2] Reflejo del creciente poder que su Guardia pretoriana adquirió en la España franquista, la confianza que Franco puso en esta particular guardia personal le llevó a prohibir cualquier tipo de imágenes o comentarios que denigraran a los soldados marroquíes de esta institución de cara al público español.
Cuando Franco trasladó su residencia oficial a Madrid, la Guardia Mora también le siguió, y una vez establecidos en la capital llegaron a contar con un acuartelamiento permanente en el Palacio de El Pardo, residencia oficial del dictador.