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Fundación de Talca

La Fundación de San Agustín de Talca fue el 12 de mayo de 1742, quien ordenó su fundación fue el Real Gobernador de Chile , José Antonio Manso de Velasco y posteriormente nombrada Ciudad de Talca el 6 de junio de 1796, documento de identidad real de Carlos IV de España , el Real Gobernador de Chile , Ambrosio O'Higgins y el Corregidor de Talca, Vicente de la Cruz y Bahamonde. [1]

Origen

Alonso de Ribera y Zambrano

El período de 14 años que separa el desastre de Curalaba (23 de diciembre de 1598) y la guerra defensiva (26 de mayo de 1612) es el más violento que registra la historia de Chile y, de alguna manera, el más trascendental de las colonias españolas. En cinco años, las siete ciudades ubicadas al sur del Biobío: Santa Cruz de Oñez , Arauco , Angol , La Imperial , Valdivia , Osorno y Villarrica desaparecieron de los mapuche o fueron abandonadas por los españoles. La extensa zona diseñada por Pedro de Valdivia , y que se había formado como núcleo nacional del nuevo país; esas tierras chilenas se perdieron como elemento activo de su desarrollo durante más de dos siglos. Miles de españoles perecieron en esta empresa y más de cuatrocientas mujeres, niños españoles y mestizos, capturados por los vencedores, apuntalaron con su sangre la creciente vitalidad del pueblo mapuche y la otra mitad del territorio separado atravesó una larga crisis moral. Esto trajo consigo una miseria cada vez mayor que puso a prueba el sentimiento de supervivencia.

Tomás Marín González de Poveda

.

De estas tropas españolas al mando del gobernador Alonso de Ribera (llegó el 11 de febrero de 1601 a la guerra de Arauco y murió en Concepción en 1617), sirvió el capitán don Gil de Vilches y Aragón. Este joven llegó a la guerra de Arauco en 1598 a los 17 años de edad, es natural de la ciudad de Baeza, nació en 1581, era hijo de Juan de Vilches y Collados y de doña María de Aragón, ambos de probada nobleza.

El historiador Don Diego de Rosales lo cita:

Que, como ayudante principal del ejército, mande al mariscal de campo Pedro Cortés, para averiguar el autor de ciertos robos hechos a un ayudante de Arauco, en carta publicada con pena de muerte para el que hurtase en la plaza, y que el autor descubierto, procediera a ahorcar. Practicada la diligencia, el cómplice negó la verdad, suponiendo que el soldado Alonso Ranquel, que no tiene excusas en su forma, lo mandó a la horca; pero la Santísima Virgen Nuestra Señora lo libró de la soga y cuando lo recogieron lo hallaron sano, y al entrar como jesuita era un santo, a mi parecer murió.

En 1609, cuando tenía 28 años, tenía buena situación por sus servicios como capitán, y se le concedió la siguiente concesión fechada el 18 de agosto de 1609, donde dice:

En el lugar llamado Talcamo, sobre el río Claro , entre las estancias llamadas Arroyo y Don Jorge; donde antes estaban los indios “Ahumada”, don Gil construyó allí sus casas, a las que dio todas las comodidades necesarias. Esta casa tenía varias piezas, con una sala principal y una capilla con ricos adornos. Esta casa tenía buenos muebles en su interior y un rico servicio de plata. En la sala principal estaba colocado su retrato, que, según documentos de la época, estaba colocado al lado del de Nuestra Señora de la Visitación. Numerosos sirvientes, esclavos e indios Yanaconas, se encargaban de las labores de la casa, dándole a su mansión todo el decoro y opulencia de un conquistador exitoso y distinguido.

Casó con doña Isabel de Mendoza y Valdivia, de la que no tuvo sucesión, pero continuó su apellido con hijos naturales. Ocupó el cargo de corregidor del partido del Maule de 1632 a 1634. En 1641, a los 60 años, autorizó a su esposa a realizar pruebas, nombró a su heredera universal y que después de sus días, pasaran sus propiedades a la comunidad agustina, con la siguiente condición:

Que se dé el terreno necesario para cuando Vuestra Majestad quiera fundar ciudad, villa o lugar.

El capitán don Gil de Vilches y Aragón es considerado el primer español asentado con todas las propiedades en las tierras de Talcamo, posteriormente llamada Talca . Su viuda doña Isabel de Mendoza y Valdivia, en sus últimos años de vida fue monja en el convento de las Agustinas de Santiago. El 3 de julio de 1651, siendo monja novicia, se presentó el secretario y mandó fundar un convento agustino en su estancia en Talca . Tras el alzamiento general de febrero de 1655 en la Guerra de Arauco , los españoles buscaron refugio en la ribera norte del río Maule , donde se construyeron campamentos y fosos en estas tierras de la Orden de San Agustín. Este hecho podría considerarse como el primer intento de fundación. Sucesivos intentos de fundación se hicieron como refugio de los españoles de la guerra de Arauco , sin ningún resultado.

Se considera que el primer intento de fundación es del gobernador Tomás Marín González de Poveda en 1692, en la confluencia de los ríos Baeza y Piduco, donde trazó calles y plazas. Terrenos inadecuados y agrícolamente pobres, por lo que su asentamiento desapareció. [2]

Fundación de San Agustín de Talca

José Antonio Manso de Velasco.

En la casa y lugar que perteneció a la viuda Isabel de Mendoza y Valdivia, fue el centro de gran parte del partido del Maule. Allí concurrían a sus prácticas religiosas los labradores de Cauquenes , Purapel, Loncomilla y Putagán , Rauquén, Huenchullami, Vichuquén . La Orden Agustina estaba instalada desde 1651. Ésta formó el centro político y de desarrollo del partido del Maule, donde se concentraban allí las milicias y el buen gobierno.

José Antonio Manso de Velasco recibió la instrucción de fundar entre la ciudad de Quillota y el río Biobío , una ciudad en la sede de Talcamo. Esta era la tercera vez que la autoridad real iba a trabajar en esta tarea, luego de los intentos fallidos de 1655 y 1692.

El Gobernador del Reino José Antonio Manso de Velasco llegó al Maule el 12 de mayo de 1742, fecha de su acto fundacional.

Ley de la Fundación San Agustín de Talca

Talca , 12 de mayo de 1742

En Talca, do del Maule, a los doce días del mes de mayo de 1742 años. Don José Antonio Manso de Velasco, señor de la orden de Santiago, del Consejo de su majestad, mariscal de campo de sus reales ejércitos, gobernador y capitán general deste reino y presidente de su real audiencia, dijo: por cuanto ha venido a este lugar de Talca para tener la población de españoles que tiene determinado hacer, y que ya se ha escogido el lugar que ha parecido más propio en estas vecindades, para agradar al vecindario y a muchos de los pobladores, y con efecto ha de estar en él todas las buenas cualidades que se pueden desear. Por tanto, de acuerdo con las repetidas órdenes de su majestad y por dar en su real servicio, el lustre deste reino, la utilidad general y el bien espiritual y temporal del creciente número de habitantes que hay en esta fiesta; Convino que en el lugar elegido, que está situado en la parte sur del convento del señor San Agustín a distancia de cuatro cuadras, se fusione y acabe la población de españoles con vecindad formal, y desde luego poniendo el nombre de su majestad (Dios guarde) el erije y halló más honra y gloria de Dios Nuestro Señor con el nombre de San Agustín de Talca, que debe ser su dueño; y concede a todos los pobladores que en aquella población se acercaron con casa y vecindad formal, todas las libertades e inmunidades privilegiadas y francas que por ley y leyes del reino deben gozar como tales pobladores, y concédeles méritos de algunas tierras de las que tuviesen Vacas en esta partida de esta banda del río Maule, que correrán después que se poblaren y consten en los terrenos baldíos. Y me reservo extender estos subsidios y franquezas a la proporción de sus facultades, y erigir la población en villa o ciudad según el estado que tenga en lo porvenir y lo que crezca y la aplicación que en su adelanto se reconozca en el barrio y en los pobladores. ; En esa oportunidad se ocupa de hacer a su majestad las consultas ofrecidas para concederles mayores privilegios. Y mando a la comisión conferida al corregidor de este partido que corre en el auto de diecisiete de enero delinear la población con la usual plaza, calles y demás huellas competentes, así en su latitud como en su longitud, poniendo todo en buena disposición, como es para población que se espera aumente según el fervor que se reconozca en el barrio y su necesidad y fecundidad y abundancia del lugar, y reparta solares a los que han de poblar, así reproduzca el poder concedido. Y mando que en virtud de ello, el citado corregidor don Juan Cornelio de Baeza proceda a hacer el deslinde dejando tierras competentes para ejidos y pastizales, y en el contorno de la población algunos lotes no repartidos para los suyos. Y fijando puntos de referencia y límites fijos para que en todo tiempo se trate de las tierras que pertenecen a dicha población; y asignar los lotes a los habitantes según la esfera, el mérito y la calidad de cada uno,su familia y estado; dando medidas eficaces para que se edifiquen todas sus casas lo más pronto posible y asignándoles un término cierto; con apercibimiento de declinar merced e incurrir en las penas que el rey impone para su verdadera cédula de identidad a los que se niegan a vivir en sociabilidad y en la ciudad sin tener excusa justificada. Y que porque pudieran ofrecer al dicho corregidor algunas ocupaciones precisas de su oficio que por algunas veces le embargan la atención al mayor adelanto de la población; para que no se detenga bajo ningún pretexto, nombró por comisario de ella, en ausencia, enfermedades y embarazos precisos del corregidor a don Mauricio Morales, con las mismas facultades; y uno y otro por su orden ejercerán, dando a cada uno de los aldeanos un instrumento que sirva de título del solar que se les asigna, poniendo en él las condiciones contenidas en la instrucción. Y luego dispuso, mandó y firmó su señoría, que doy fe a este papel común por falta de sellado. Don José Manso Señor último Manuel Lumbier, escribano público de Cabildo y actuario del gobierno.

Este lugar debería ser el centro de la nueva fundación, su plaza principal, donde estarían sus calles.

Asentamiento definitivo en la villa

Casa de Juan Albano Pereira Márquez , donde creció y estudió Bernardo O'Higgins .

El Gobernador Manso de Velasco designó al señor Mauricio de Morales como asesor del corrector de Baeza, con facultades para sustituirlo. El gobernador dio a Baeza las instrucciones que debía apegarse a la nueva fundación, estas fueron:

Donar los solares en proporción "a la esfera, los méritos y las familias" de cada vecino y que su ubicación se dé de modo que los más distinguidos estén más cerca de la plaza. "Que construyan sus casas so pena de perder sus lugares", añadió, y "que el cura traslade la iglesia parroquial a la nueva población" y que el secretario del partido haga lo mismo.

En octubre de 1743, Manso de Velasco volvió a Talca para inspeccionar las labores de la nueva población. Observó su próspero estado, sus calles bien delineadas, aunque pobres casas, pues los hacendados no habían hecho las suyas. Esta actuación de los vecinos ricos tenía una razón. Los hacendados, considerándose nobles, al descender de los conquistadores, al tener tierras e indios, se resistían a hacer allí sus viviendas, pues el hecho de venir a una ciudad los colocaba en la misma condición que los plebeyos, quienes también adquirían la condición de nobles al ser los primeros fundadores de una ciudad.

Esta actitud llevó al gobernador Manso de Velasco a dictar en Talca , el 12 de octubre de 1743, un bando en el que se aplicaban graves multas a quienes no acudieran. Estas medidas tuvieron un rápido y favorable resultado. Desde fines de 1743, comenzaron a acercarse a sus directores y además vieron garantizada su calidad por las llamadas "Constituciones de la Villa de Talca".

Estas fueron las disposiciones contenidas en el dictado de 29 de mayo de 1743, expedido de conformidad con el Real Decreto de 5 de abril de 1744. Este documento fue entregado al Cabildo y por él rigurosamente conservado.

En estas Constituciones se regulaba el estatuto de los nobles, de los vecinos y de los que no lo eran, y se fijaban sus derechos y prerrogativas. Decían que los vecinos tendrían libre comercio de sus bienes. “Propietarios de tierras que puedan permitirse el privilegio. Los que lo disfruten, sus hijos y descendientes, sólo con condición de que contribuyan a las obras públicas. Estaban exentos de la obligación, los vecinos hacían toda clase de servicios personales, como militares, judiciales, presos y correos, a que estaban obligados como meros vecinos. Estos propietarios de tierras sólo debían acudir en defensa del reino y de las ordenanzas de un buen gobierno. Los comerciantes transaban, sólo ellos podían vender en la naciente Villa. Los que establecieran tiendas de abarrotes no pagarían derechos reales durante diez años. Se les autorizaba durante tres días, y tres veces al año, a celebrar ferias, libres del derecho verdadero. Sólo los vecinos del pueblo podían ser cabilderos. Estas disposiciones dejaban al barrio contento de haber visto protegidos sus privilegios y sin las cargas de la guerra.

El avance material había avanzado rápidamente desde la inauguración de la defensa del Reino y las ordenanzas del 12 de mayo de 1742, hasta esta fecha del año 1745. El Corregidor Baeza había dedicado mucha actividad: publicó las órdenes, notificó a los vecinos y les dijo que les prometía honores y privilegios. Ordeno al cura y al empleado. Así, el 18 de abril de 1744, pudo hacer el primer registro general de la naciente ciudad y dirigir una relación de su estado con el gobernador Manso de Velasco y dijo:

El cual estaba formado por cuatro manzanas en contorno una por cada lado y siguiendo las instrucciones se delinearon seis calles, todas cuadradas, cada una en su latitud, consta hasta la actualidad de seis manzanas, todas bien arregladas para que los lotes queden repartidos a los vecinos” y “que cuenta con cuatro puentes de madera para pasar el estero”.

Las parcelas de la Plaza, las principales según la relación de Baeza, se distribuían de la siguiente manera:

1. Solar de la iglesia Matriz, a una cuadra de la Plaza. Allí construyó en 1744 su casa, el primer cura de Talca, don Antonio de Molina y Cabello, y en la parte sur del solar, en el lugar de la Iglesia, dice Baeza, ha colocado "los Ancianos del cielo y de la tierra, pusieron una gran cruz y campanario".

2. Al segundo costado, a media cuadra de la Plaza, mitad del solar. La casa de Don Cornelio de Baeza.

3. Solar, al segundo costado, a media cuadra de la Plaza, mitad del lote, contiguo al anterior, casa del Comisario Don Francisco de Silva Borque.

4. Solar, tercer lado, cuadrangular por el bloque medio antes de la plaza. Casas del Comisario Juan de Sepúlveda.

5. Solar, tercer lado, junto al anterior. Casas del Capitán Manuel de Toledo.

6. Solar, cuarto lado, todo su frente para casa del cabildo de Corregidor y Cárcel.

Después de este reparto, prosigue Juan Cornelio de Baeza enumerando a los demás vecinos, sin expresar su proximidad ni situación dentro del plano de la nueva ciudad. Su número llega a ochenta y tres, incluidos todos, ya nobles o plebeyos, hacendados o maestros en artes menores, hasta el verdugo indio, Juan.

Esta pequeña población de 83 familias, que se había agrupado en torno a la Plaza Mayor, sitio de los Perales, a cuatro cuadras del convento Agustino, es decir, “sitio y casas habitadas por Gil de Vilches y Aragón”, formaba una población, compuesta principalmente por hacendados y vecinos pobres. Los hacendados del norte y sur del Maule trajeron a sus familias y construyeron sus casas. Así, vemos en este primitivo grupo de familias, a los Silva, Sepúlveda, Martínez de Vergara, de la Fuente, Besoain, Nieto de Silva, Rojas Vilches, Molina, Aguirre, de la Torre, Aliaga, Henríquez, Verdugo, Olave, Velasco, Oróstegui, Albuerna, Arellano, Olivares, Toledo y Morales.

El número de vecinos iba en aumento. Ante tan buen resultado, Manso de Velasco pensó en darle un Cabildo propio, en virtud de las facultades que les conferían los bonos reales, determinación que atraería más a los vecinos acomodados y los obligaría a establecerse en la naciente villa, donde los honores y prerrogativas que les podían elevar “al estado nobiliario”, preocupación constante de aquella época.

Por decreto del 9 de diciembre de 1744, Manso de Velasco nombró el primer Cabildo de la ciudad de San Agustín de Talca, con funciones para todo el año de 1745. Los integrantes de este primer cabildo fueron: Francisco de Silva, para el cargo de Ordinario . Alcalde de primera votación; José de Aguirre para alcalde de segunda votación; a José Joaquín de Oróstegui, por el Alférez Real, y los regidores don José Besoain y don José Hilarío de Velasco; Intendente Provincial de Bernardo de Azocar Hurtado de Mendoza y San Martín. Todos eran ricos terratenientes y vecinos del pueblo.

La nueva población continuó con su crecimiento y progreso material, seguían llegando nuevas familias y nuevos edificios públicos y privados. El 8 de marzo de 1745, el corregidor Baeza volvió a informar sobre el estado de la ciudad, informe en el que dice: viven 124 familias, de las cuales 100 viven en sus casas; 24 con solares, de estos 14 cementados y 10 con posesión. En el mismo informe, añade, que la ciudad tiene en construcción cuatro puentes, dos iglesias y el edificio de la cárcel, pues sus muros están en estado de terminación. Las dos iglesias eran el convento de los agustinos y la iglesia parroquial, construidas por el cura Antonio de Molina y Cabello. El 12 de septiembre de 1746, el cura Molina recibió de los vecinos la suma de 15.000 pesos. En 1750 los franciscanos comenzaron a construir una capilla.

De 1742 a 1760 se registran más familias. En el censo levantado por el corregidor Francisco de Echague, el 16 de octubre de 1760, el pueblo presenta 143 familias, 20 eran nuevas, entre las que podemos escribir Cruz , Vergara , Opazo, Gajardo Guerrero y Bravo Denaveda.

La Orden Agustina

Retrato de Juan Ignacio Molina

La mejora económica, producida principalmente por el comercio exterior, despertó la ambición de la Orden, que veía sus pobres tierras, convertidas en manos fértiles y productivas de colonos trabajadores. La Orden proyectó recuperar las tierras y para ello hizo un plan. Los vecinos del convento de Talca, se reunieron el 5 de noviembre de 1744, bajo la presidencia del R.P. Lorenzo Guerrero, superior del convento; del genial lector R.P., Fray Luis Caldera, antiguo provincial de la Provincia; y de los R.P.P. José Solís, Alonso Soto, Justo Vélez, etc. El provincial de la Orden dijo que si bien la donación se había hecho sin establecer el número de manzanas y sin consultar al convento, ahora venían a expresar el número de manzanas donadas. Acordaron dar sólo "seis manzanas de cada lado de la plaza". Los oficiales de la orden se reunieron posteriormente sin encontrar acusación alguna contra los terratenientes vecinos.

En 1749, llegó a hacerse cargo de la Orden, Fray Nicolás Gajardo Guerrero, de carácter fuerte y temerario. Con el acuerdo de su convento, supo que sus hermanos no habían hecho valer sus derechos. Sin poder contenerse, montó a caballo y se dirigió a las haciendas vecinas para destruir sus campos y labores. Atacó increíblemente a los débiles. Los vecinos sufrieron sus amenazas y tuvieron que sufrir a muchos hombres que temían defenderse. En un primer momento, intentó cobrarles la renta de las tierras ocupadas y cuando los pobladores se resistieron, los atacó. La actitud del Cabildo puso fin a estas actividades de la Orden. Los agustinos habían tenido su supremacía durante siglo y medio, desde la llegada de Gil de Aragón hasta la fecha de la fundación de Talca.

Compañía de Jesús en la Villa

El gobernador Manso de Velasco dio todas las facilidades a la nueva orden de los jesuitas para que se establecieran en todo el reino de Chile. En Talca se hicieron donaciones de tierras para su respectivo asentamiento. El decreto del 10 de junio de 1748, que autorizó su establecimiento, les impuso la obligación de fundar escuelas. La Orden fue muy bien recibida y lo fue también su primer superior, Fray José Guzmán. Así hicieron ricas tierras que sobrepasaban las 1.000 cuadras de extensión.

Los más ricos de la ciudad encabezados por el genovés Juan de la Cruz y Bernardotte y su esposa Silveria Bahamonde y Herrera, quienes fueron los grandes protectores de los jesuitas. También fue gran devota de la orden doña Francisca González Bruna, viuda de don Agustín de Molina y Narveja, en cuyo seno profesó su hijo Juan Ignacio Molina , el célebre naturalista e historiador.

Retrato de Pedro Nolasco Vergara Albano (1800 - 1867)

Construyeron su iglesia, en cuya obra ayudaron Juan de la Cruz y Bernardotte , que tenía algunos conocimientos de arquitectura, y había llegado a la nueva ciudad traído desde Concepción por el gobernador Manso de Velasco , quien lo encontró entre la tripulación de la escuadra de El Almirante Pizarro , para enseñar a los vecinos de Talca a construir sus casas. Los genoveses ayudaron con 500 pesos para los gastos y con obras arquitectónicas a los jesuitas . La orden tuvo que sufrir la desgracia de ver la reciente construcción rodeada por las llamas, pero infatigables y alentados por la cooperación de los genoveses, la levantaron de nuevo, más espléndida, llena de imágenes y con rica ornamentación.

En esta primera escuela se educaban los hijos de los vecinos más ricos, se les llamaba Colegio de Nobles, por la calidad de los alumnos. Los hijos de sus protectores, Juan, Vicente, Juan Manuel, Anselmo e Isidoro Cruz y Bahamonde, fueron sus primeros alumnos, y también estudiaron allí los hermanos José Antonio y Juan Ignacio Molina , el célebre naturalista e historiador.

Allí recibió el futuro Abate Molina sus primeras lecciones de estos religiosos. Como era de una inteligencia privilegiada, pudo pronto, a temprana edad, con autorización de sus maestros, enseñar también las primeras letras. Tuvo un grupo de alumnos entre los que se contaban don Vicente de la Cruz y Bahamonde, sus hermanos Faustino, Jacinto, Juan Esteban, Juan Manuel, Ignacio, Anselmo de la Cruz y Bahamonde , Juan y Nicolás, Bernardo O'Higgins , Ignacio y Dionisio Brisio de Opazo y Castro, Francisco Olivares y Rojas, Ramón Ramírez, Pedro Nolasco Vergara Albano , Juan Diego, Casimiro, Nicolás y Carlos Manuel Albano Cruz. Todos estos jóvenes recibían lecciones, desde los siete años. Tras la expulsión de los jesuitas del Reino y, por ende, de Talca, la educación quedó a cargo del Cabildo, que pagaba a un maestro de primeras letras 150 pesos anuales.

El 8 de abril de 1793, esta corporación acordó arrendar una casa para un seminario donde educar a los jóvenes. Este establecimiento funcionaba desde hacía años, pues don Ambrosio O’Higgins, quien visitó Talca en ese año, cuenta que en ellos se enseñaban las primeras letras y latinidad, a donde asistían los jóvenes.

Real cédula de su majestad el rey de España, que concede el título de ciudad.

Don Carlos IV , en representación de 14 de junio de 1794, acompañado de un testimonio, dijo que el presidente de la Real Auxiliar de Chile, don Ambrosio O'Higgins , así en adelante se denomina a la Villa de San Agustín de Talca arriba mencionada, pudiéndose llamar Ciudad, estando colocada en todas las Cartas, Provisiones y Privilegios que expida este rey y mis sucesores. Dado en Aranjuez a 6 de junio de 1796. Título de ciudad de la Villa de San Agustín de Talca en el distrito del Reino de Chile .

Juan Manuel de la Cruz y Bahamonde fue el encargado de traer y dar a conocer la Real Cédula de 6 de junio de 1796, que en su carta dice:

Señor eximio

Don Juan Manuel de la Cruz, Capitán de Caballería del Regimiento del Príncipe, con mi mayor desempeño sufro ante V. Exelencia y digo: después de muchos limpios y costosos trámites para justificar el estado de la población, su calidad, bienes y demás proporciones territoriales de la Villa de San Agustín de Talca, en procura de alcanzar la Soberana Gracias en Título Honorífico de Ciudad, que mis hermanos y yo deseamos para nuestra patria, hemos merecido en suma, que el Rey Nuestro Señor, Dios guarde, con dignidad envíe el Título de la Ciudad, correspondiente a la Villa arriba mencionada, pues consta de su real fecha de identificación de Aranjuez a seis días del mes de Junio ​​último que debidamente presentó: en cuya atención a V. Excelencia pido y ruego se haya presentado con dignidad este Real Decreto, sea útil para enviar razón, denunciarlo y cumplir en consecuencia, que es Justicia. [3]

Juan Manuel de la Cruz

Santiago, 21 de noviembre de 1796

Vista del Ministro Fiscal con el Título Real presentado

[4]

Véase también

Referencias

  1. ^ Fundación de Talca
  2. ¨Historia de Talca, Gustavo Opazo Maturana, 1742 - 1942, Libro del bicentenario
  3. ^ [Publicación de I Municipalidad de Talca. Año 1942, Real Cédula ]
  4. ^ "Instituto Nacional de Estadística" . Consultado el 28 de julio de 2010 .