Edward Darcy Esquire v Thomas Allin of London Haberdasher (1602) 74 ER 1131 (también escrito como "Allain" o "Allen" y "Allein", pero más conocido como el Caso de los Monopolios ), fue un caso histórico en el derecho inglés , que estableció que la concesión de derechos exclusivos para producir cualquier artículo era indebida ( monopolio ). El razonamiento detrás del resultado del caso, que se decidió en una época en la que los tribunales no emitían regularmente opiniones escritas, fue informado por Sir Edward Coke .
El demandante , Edward Darcy , un palafrenero de la Cámara en la corte de la Reina Isabel , recibió de la Reina una licencia para importar y vender todos los naipes que se comercializarían en Inglaterra . Este acuerdo fue aparentemente conseguido en parte por la preocupación de la Reina de que el juego de naipes se estaba convirtiendo en un problema entre sus súbditos y que tener una persona que controlara el comercio regularía la actividad. Cuando el demandado , Thomas Allin, un miembro de la Worshipful Company of Haberdashers , intentó fabricar y vender sus propios naipes, Darcy presentó una demanda, presentando una acción en el caso por daños y perjuicios. [1]
El tribunal del Queen's Bench dictó sentencia a favor del demandado, resolviendo que la concesión de un monopolio por parte de la Reina era inválida por varias razones:
Darcy v Allin fue la primera declaración definitiva de un tribunal de que los monopolios establecidos por el Estado son inherentemente perjudiciales y, por lo tanto, contrarios a la ley. El caso se conoció desde entonces como El caso de los monopolios y los argumentos allí expuestos han servido de base para el derecho antimonopolio y de la competencia moderno. Se basó en gran medida en pruebas históricas de la antipatía de los gobernantes hacia los monopolios, como se indica a continuación.
En efecto, en Justiniano leemos que no se debe intervenir en los monopolios, porque no contribuyen al bien común, sino a su ruina y daño. Las leyes civiles prohíben los monopolios: en el capítulo de los monopolios, una y la misma ley. El emperador Zenón ordenó que se privara de todos sus bienes a quienes los practicaran. Zenón añadió que ni siquiera se debían aceptar los prescriptos imperiales si concedían monopolios a alguien.