La conciliaridad es la adhesión de las distintas comunidades cristianas a la autoridad de los concilios ecuménicos y al gobierno sinodal de la iglesia . No debe confundirse con el conciliarismo , que es un movimiento histórico particular dentro de la Iglesia católica . Las distintas iglesias interpretan la conciliaridad de diferentes maneras.
El gobierno de la Iglesia católica es esencialmente monárquico , tanto a nivel papal como episcopal . La doctrina católica considera los concilios ecuménicos como fuentes legítimas pero extraordinarias de autoridad. Sólo pueden ser convocados por un papa. Un papa puede prorrogar un concilio (como Pío IX prorrogó el Primer Concilio Vaticano en 1871). Si un papa muere en medio de un concilio, el concilio pierde inmediatamente su fuente de autoridad. Su sucesor debe renovar el concilio, como sucedió cuando el papa Pablo VI sucedió al papa Juan XXIII en 1963, cuando se estaba reuniendo el Segundo Concilio Vaticano . [1]
Las decisiones de un concilio ecuménico no adquieren autoridad hasta que son aprobadas por el Papa. Los Papas no están obligados por las decisiones de los concilios ecuménicos, ni por el mandato de implementar las decisiones de un concilio. Sin embargo, dado que los decretos de un concilio ecuménico se consideran como la expresión de la mente de la Iglesia y de Jesucristo, un Papa normalmente no ignoraría un concilio. Las decisiones de los concilios ecuménicos, aprobadas por el Papa, son vinculantes para todo el clero y los laicos , sujetos a la regulación papal. [1]
Los concilios menores también desempeñan un papel en el gobierno de la Iglesia católica. El Sínodo de los Obispos es una asamblea de obispos que asesora al Papa en el gobierno de la Iglesia. A nivel nacional, existe la conferencia episcopal , que regula los asuntos nacionales. Sin embargo, estas conferencias no ejercen autoridad sobre diócesis particulares.
Las iglesias de la comunión ortodoxa oriental consideran los concilios ecuménicos como la norma suprema de gobierno. [ cita requerida ]
Las comunidades protestantes tienden a negar o restar importancia a la autoridad de los concilios ecuménicos, aunque muchas sí se adhieren al gobierno sinodal. No es el caso de los anglicanos ; la autoridad de los concilios ecuménicos es reconocida con mayor firmeza por los anglocatólicos (los anglicanos de la alta iglesia). [2]