stringtranslate.com

Baradatos

Baradates (fallecido hacia el año 460) fue un ermitaño que vivió en la diócesis de Ciro en Siria , y cuyo obispo, Teodoreto , lo llamó "el admirable Baradates".

Baradates vivía en una choza diminuta, demasiado pequeña para que pudiera mantenerse en pie, y vestía una prenda de cuero que sólo dejaba al descubierto su boca y su nariz. Se decía que era muy erudito, sobre todo en teología . El emperador León le escribió pidiéndole consejo sobre el Concilio de Calcedonia . En la Iglesia Católica Romana , así como en la Iglesia Ortodoxa Oriental , la festividad de San Baradates es el 22 de febrero.

Relato de los monjes de Ramsgate

Los monjes de la Abadía de San Agustín, Ramsgate, escribieron en su Libro de los Santos (1921):

BARADATAS (San) Ermitaño (22 de febrero)
(siglo V) Un solitario sirio de cuya austera vida nos ha dejado un relato elogioso Teodoreto, su contemporáneo. También se lo celebra por haber sido consejero del emperador León I de Constantinopla en relación con sus actuaciones en el Concilio de Calcedonia . Murió algunos años después, alrededor del año 460 d. C. [1]

Relato de Butler

El hagiógrafo Alban Butler (1710-1773) escribió en sus Vidas de los Padres, Mártires y Otros Santos Principales el 22 de febrero:

San Baradat, Confesor. Vivía en la misma diócesis, en una choza solitaria, hecha de madera enrejada, como ventanas, dice Teodoreto, expuesta a todas las inclemencias del tiempo. Estaba vestido con pieles de animales salvajes y conversando continuamente con Dios, alcanzó un grado eminente de sabiduría y conocimiento de las cosas celestiales. Dejó su prisión de madera por orden del patriarca de Antioquía, dando prueba de su humildad con su pronta obediencia. Estudió para imitar todas las prácticas de penitencia, que todos los demás solitarios de aquellas partes ejercían, aunque él era de constitución tierna. El fervor de su alma y el fuego del amor divino lo sostuvieron en sus increíbles trabajos, aunque su cuerpo era débil y enfermo. Es la pereza la que nos hace alegar tan a menudo una pretendida debilidad de constitución, en la práctica de la penitencia y los ejercicios de devoción, que el coraje y el fervor ni siquiera sentirían. Véase Teodoreto, Fil. c. 22. t. 3. p. 868, y c. 27. [2]

Notas

  1. ^ Este pasaje de Teodoreto muestra que las ventanas de los antiguos estaban hechas de enrejado o mimbre, antes de la invención del vidrio; aunque no universalmente; pues en las ruinas de Herculano, cerca de Portichi, se encontraron ventanas de una pizarra delgada y diáfana, como las que a veces usaban los ricos de Roma. [2]

Citas

  1. ^ Abadía de San Agustín, Ramsgate 1921, pág. 38.
  2. ^ por Butler 1866, pág. 181.

Fuentes