Fue sobrino del obispo Arsenio de Orta, quien realizó encargos importantes como legado papal.
En su camino a casa los legados papales fueron asaltados, y las "actas” del concilio fueron robadas.
Durante el pontificado del papa Adriano II, Anastasio se involucró en dificultades serias.
Vivió entonces en la corte imperial y buscó por intervención del emperador que lo exculpara ante el papa.
Lo mismo afirma Joseph Hergenröther en Focio, II, 230-240; quien entrelaza todas las declaraciones respecto a este último en la biografía de Anastasio.
Por otro lado, Langen (Geschichte der römischen Kirche, III, 270 ss.) los considera personas diferentes.