Sin embargo, los musulmanes creen que Alá dictaminó que esta luz sería transferida hacia Abd Allah a través de Ámina después de su matrimonio.
Poco después de su matrimonio, Abd Allah viajaría a Siria en una caravana comercial.
Como era tradición en todas las grandes familias de la Arabia preislámica, Ámina envió a Mahoma al desierto siendo un bebé.
Durante este tiempo, Mahoma fue cuidado por Halimah bint Abi Dhuayb, una beduina pobre de la tribu Banu Sa'ad, que estaría a su lado durante su infancia en el desierto.
En 1998 los saudíes presuntamente arrasaron y vertieron gasolina sobre la tumba de Ámina bint Wahb, la madre del Profeta Mahoma, causando resentimiento en todo el mundo musulmán (ver Destrucción de patrimonio islámico en Arabia Saudí).