No obstante, durante el mandato de Franklin D. Roosevelt, la FERA asumiió mayores competencias y facultades, dependiendo directamente del gobierno federal en cuanto a la implementación de los planes de ayuda.
Roosevelt designó jefe de la FERA a su asesor, el economista Harry Hopkins, siendo la FERA la primera entidad de ayuda social creada en el New Deal junto con el Civilian Conservation Corps (CCC).
Esta solución resultaba más costosa que la simple entrega de dinero en efectivo a los beneficiarios, pero resultaba más favorable para la autoestima de éstos en tanto podrían ganar el sustento gracias a un empleo y no por una donación del gobierno.
La FERA implementó una serie de programas para otorgar trabajo a gran cantidad de desempleados, así como para proporcionar capacitación y enseñanza de carácter técnico a muchos de ellos, siendo que éstos programas ganaron gran aceptación y popularidad entre los sindicatos, que previamente habían rechazado estas alternativas prefiriendo la ayuda directa.
No obstante, la FERA sufrió fuertes críticas de la opinión pública por gastar dinero en sostener proyectos de empleo que presuntamente no generaban mejoras tangibles para la población (por ejemplo, obras públicas de escasa relevancia) o que no resultaban útiles ni rentables (como los programas para encargar trabajos por cuenta del gobierno a escritores, artistas, músicos, o actores).