[3] Se desempeñaba como presidente honorario del Bayern de Múnich hasta su fallecimiento.
En el año 2007, fue nombrado por la IFFHS como «Genio universal del fútbol mundial» (top jugador, entrenador y directivo).
Después de ser futbolista, trabajó como director del equipo y, desde 1994 a 2009, fue presidente del Bayern de Múnich y, al abandonar este cargo, en 2009, fue designado presidente honorario.
Alemania perdió el encuentro pero terminó en tercer lugar en la competencia tras vencer a Uruguay.
En la Eurocopa 1972, tuvo una mágica actuación como líder del equipo alemán, derrotando al anfitrión Bélgica en semifinales por un contundente 2-1 y en la final a la Unión Soviética por un contundente 3-0, quedando consignado en el equipo ideal de la copa en la posición de líbero.
La imparable maquinaria alemana ganó la Copa del mundo de la que eran anfitriones.
En 1977, durante una entrevista para la revista alemana Stern, Beckenbauer afirmó haber utilizado dopaje sanguíneo para mejorar su rendimiento: «Tengo un método particular para mantenerme al máximo nivel: la inyección de mi propia sangre.
[9][10] En el año en el que se hicieron estas declaraciones, este tipo de conductas todavía no eran ilegales en el ámbito del deporte.
Cuando Beckenbauer volvió a la selección en 1984, después de haberse retirado un año antes, lo hizo como director técnico.
Sorprendentemente, der Kaiser, que no tenía ninguna experiencia como entrenador, llevó a su equipo hasta la final del Mundial 1986 en México, aunque cayeron en este partido ante la Argentina.
En Italia, durante el Mundial 1990, Beckenbauer hizo aún más grande su leyenda al lograr ser la segunda persona en el mundo en conseguir la Copa del Mundo como jugador y como entrenador (hecho que el brasileño Mário Zagallo había logrado por primera vez veinte años antes, en 1970).