Discriminación por edad

[1]​[2]​[3]​ Otros términos no recomendados, pero empleados en ocasiones, han sido el préstamo inglés ageism (de age ‘edad’ y el sufijo -ism), edaísmo (sin una segunda «d»),[1]​ viejismo,[4]​ ancianismo[cita requerida], gerontofobia[5]​ o etarismo.

[7]​ Butler definió al «edadismo» como una combinación de tres elementos conectados.

[8]​[9]​[10]​ Si bien el término también se usa con respecto a prejuicios y discriminación contra adolescentes y niños, como negarles ciertos derechos (por ejemplo, votar),[11]​ o ignorar sus ideas porque se los considera «demasiado jóvenes» o asumir que deben comportarse de cierta manera por su edad,[12]​ se prefiere el término adultocentrismo para referirse a estos conflictos, mientras que el término ageism o edadismo se usa predominantemente en relación con el tratamiento de las personas mayores.

Además, se ha señalado que la estigmatización no solo se produce fuera del grupo cohesivamente imaginado de los ancianos, sino que también tiene lugar dentro del propio grupo estigmatizado.

[19]​ La Convención Europea de Derechos Humanos en su artículo 14 y su Protocolo N.º 12 prohíben la discriminación por «sexo, raza, color, lengua, religión, opiniones políticas u otras, origen nacional o social, pertenencia a una minoría nacional, fortuna, nacimiento o cualquier otra situación».