fue una empresa petrolera estadounidense fundada en 1870, que llegó a ser la más importante en su rubro.
Esta estrategia comercial permitió que el precio del petróleo y sus derivados bajara drásticamente en poco tiempo, beneficiando a los consumidores finales.
Para comienzos del siglo XX, ya con una posición dominante en el mercado, la Standard Oil decidió no cometer más abusos, ni realizar políticas desleales contra las otras empresas del sector.
Simultáneamente, comenzaron a surgir demandas contra la compañía argumentando que la misma ejercía un monopolio.
Por aquel entonces tenía 23 años e invirtió 4000 dólares como socio comanditario en la nueva firma Clark, Andrews & Co, que comenzó instalando sus propias refinerías y en cuestión de muy poco tiempo adquirió a otras competidoras aumentando su tamaño en forma considerable.
Él mismo deja muy en claro su visión con la frase «la competencia es un pecado, por eso procedemos a eliminarla».
Su próximo paso fue negociar secretamente con el ferrocarril tarifas preferenciales, ya que ese descuento sería un arma esencial para expandirse a nivel nacional.
Una vez establecido el acuerdo, Rockefeller constituyó una nueva sociedad: nacía la Standard Oil.
La Standard Oil se expandió rápidamente por todo el país, ya fuese instalando o comprando empresas.
Rockefeller y sus socios tuvieron que desarrollar métodos de organización innovadores, que se cristalizaron en la invención del trust: una especie de holding o conglomerado de empresas que concentraría diversas inversiones en el mundo del petróleo y los combustibles, no sólo en Estados Unidos sino en otros países del mundo.
En paralelo irían surgiendo nuevas leyes estatales y federales antitrust para evitar dichas tácticas.
Sin embargo, como ya se mencionó, la clave del temprano y rápido éxito de la Standard Oil fue un acuerdo secreto realizado en 1868 entre Rockefeller y la compañía Lake Shore Railroad, parte de la megaempresa ferroviaria Nueva York Central.
Como la Standard Oil se formó cuando el petróleo solo servía para generar luz o calor, esto le permitió crecer de manera relativamente fácil hasta convertirse en el principal proveedor del mercado.
Estas concesiones eran un regalo por parte de los gobiernos a esta empresa estadounidense (y otras como la Gulf).
El acuerdo secreto resultaba interesante para ambas partes, ya que las grandes empresas, como la Standard Oil, conseguirían importantes descuentos de los principales ferrocarriles, mientras que estos a su vez se beneficiaban al contar con un caudal constante y uniforme, reduciendo costos operativos.
Finalmente, ante la polémica que se había desatado, los ferrocarriles decidieron dar marcha atrás.
A pesar de que esta empresa conjunta duró menos de un año y nunca llegó a transportar petróleo, su puesta en escena generó un gran impacto mediático, que se centró en las relaciones entre las grandes empresas que querían y exigían un trato favorable en perjuicio de los pequeños competidores.
Mientras tanto, la familia Rockefeller, principal captadora de los dividendos generados por la Standard Oil, reinvierte la mayor parte del dinero en otras industrias, especialmente las ferroviarias.
Para la distribución interior, la Compañía contaba con camiones y vagones cisterna, mientras que para la navegación fluvial tenía una serie de barcos propios.
Además, sus técnicas de comercialización habían permitido obtener precios finales más baratos, tanto para el petróleo como para sus derivados.
Mucha gente también ha especulado sobre cómo sería actualmente la Standard Oil, si ésta no hubiese dejado de existir.
Allí escribió: «El Sr. Rockefeller ha jugado sistemáticamente con dados cargados y es muy dudoso que haya habido una sola ocasión, desde 1872, en que haya participado en una carrera con un competidor y jugado limpio desde la partida».