Su objetivo era luchar contra oponentes políticos, supuestos o probados.
Como práctica de persecución represiva, la descomposición cumplía funciones amplias y encubiertas de control y manipulación, incluso en las relaciones personales del individuo objetivo.
La Stasi se basó para ello en su red de colaborador informal (en alemán inoffizielle Mitarbeiter o IM), en la influencia del Estado sobre las instituciones y en la "psicología operativa".
Mediante ataques psicológicos dirigidos, la Stasi intentó privar al disidente de cualquier posibilidad de “acción hostil”.
[2] Se crearon pensiones de compensación para las víctimas.