Yiye Ávila

Su predicación y mensajes se caracterizaron por proclamar "la venida inminente de Jesucristo".

[2]​ Yiye Ávila no solo participó en la televisión y la radio, sino también en la organización de campañas evangelísticas masivas.

Su legado continúa siendo relevante en las comunidades cristianas, consolidándose como una figura central en la historia del pentecostalismo moderno.

Esto le impidió participar en los Juegos Olímpicos o en cualquier otro evento deportivo futuro.

El dolor fue tan intenso que Ávila sufrió una movilidad limitada y ni siquiera pudo realizar las tareas cotidianas.

Se volvió hacia el cristianismo y comenzó a orar, buscando la intervención divina para su situación.

En 1967, Ávila se jubila después de 22 años como maestro y comienza a concentrarse en el trabajo evangélico.

En 1975 visitó Chile por primera vez para predicar en una campaña evangélistica, la cual mucho éxito de acuerdo a los organizadores, por este motivo Yiye Ávila volvió a Chile en 1976 y 1977, donde tuvo libertad para realizar campañas evangelisticas, en su visita al país en 1977 declara haber recibido una palabra de parte de Dios para el dictador Augusto Pinochet, lo cual que hizo solicitar hablar con él, Yiye Ávila fue recibido en su residencia en el Cerro Castillo, en Viña del Mar, Yiye Ávila viajó en helicóptero, el cual fue solicitado para su traslado y así llegar a la ciudad en donde lo recibió cálidamente Pinochet al cual se refirió Yiye Ávila como "un hombre humilde, sincero y que respaldaba a las iglesias cristianas en Chile".

Yiye Ávila mantuvo una estrecha relación con Daniel Ortega en las décadas posteriores, volviendo al país regularmente[6]​.

En 2011, el presidente Daniel Ortega homenajeó al predicador entregándole la Orden de la Indepencencia Cultural Rubén Darío[7]​.