Durante toda su vida se mantuvo fiel a la dinastía Liang, defensora del budismo, incluso en sus últimos años, cuando esta causa era todo un inconveniente.
Pudo ocupar, sin embargo, varios cargos administrativos y cultivar la lexicografía, la poesía y la narración.
Budista confuciano, fue deportado en distintas ocasiones, la última de las cuales a Chang’an, donde vivió confinado hasta su muerte.
Durante aquellos años se dedicó a escribir y compilar distintos libros: el conocidísimo Consejos para los Yan o Yanshi jiaxun, que fue considerado modelo de prosa literaria y contiene preciosos pasajes de crítica literaria; Las venganzas de los espíritus, una célebre colección de relatos de fantasmas,[1] y Anotaciones.
Aunque escribió otros, solo nos han llegado unos pocos fragmentos y cinco poemas.