Los defensores de esta opción coinciden en que el voto en blanco es un voto crítico con el sistema y por lo tanto no debe ser ignorado, y que visibilizarlo en forma de escaños vacíos permite tanto visibilizar la calidad democrática del sistema en el que se convocan las elecciones como de incentivo para los representantes públicos para satisfacer las demandas ciudadanas respecto a la participación.
Todo esto al mismo tiempo que se demuestra su fe en los ideales democráticos y sin ser obligados a decantarse con alternativas populistas.
En España, con la presente ley electoral (LOREG),[5] los votos en blanco son válidos y contabilizados, pero no son considerados a la hora de distribuir los escaños entre las formaciones políticas que hubieran superado el porcentaje de voto mínimo para obtener representación (3% para las elecciones Generales, 5% para las municipales).
Aunque la computabilidad en escaños vacíos del voto en blanco no perjudica directamente a ningún partido político en concreto, las fuerzas mayoritarias son las más beneficiadas por la no computabilidad del voto en blanco, ya que son las que obtienen mayor rendimiento en escaños por cada voto, debido a la improporcional legislación electoral española, con su división en 52 circunscripciones electorales, que impide la representación de opciones electorales menores en las circunscripciones medianas y pequeñas.
[7] Otros partidos políticos y coaliciones, sin embargo, sí que han considerado la propuesta.
En Alemania existía en 2013 un partido llamado "Nein Idee" que se presentaba a elecciones municipales para no tomar posesión del cargo.