En 1924 su superficie de 30 km² se convirtió en espacio protegido.
[1] La atracción principal del área protegida son los volcanes de lodo.
Se trata de un fenómeno conocido como vulcanismo frío.
En la superficie el barro se seca dando lugar a estructuras similares a las de los volcanes.
Debido al alto contenido de sal y azufre del barro, el entorno no es apto para el crecimiento de flora, aunque algunas especies de plantas resistentes a la sal se han establecido.