Las pérdidas que causa en el rendimiento pueden alcanzar el 80% en cultivares altamente susceptibles al ataque del virus.
El virus se perpetúa por tubérculos infectados y es transmitido por áfidos en forma no persistente.
Los síntomas varían mucho según las variantes del virus, el cultivar y el medio ambiente.
La sintomatología por sí sola no permite distinguir entre estas razas del virus, ya que los síntomas varían con la edad, el momento de infección, la temperatura, y la genética tanto del virus como de la planta huésped.
Los síntomas necróticos en los tubérculos a menudo se incrementan después del almacenamiento.