Vejiga neurógena
Esta actividad se lleva a cabo por los sistemas nerviosos central y periférico.[2] La micción normal es un reflejo espinal modulado por el sistema nervioso central que coordina las funciones de la vejiga y la uretra.Cuando el cordón sacro recibe la información sensorial desde la vejiga, esta viaja por la médula hacia protuberancia y de ahí a los centros cerebrales superiores.El sistema nervioso simpático inerva el músculo detrusor de la vejiga, el cuello vesical y la musculatura uretral lisa a través del nervio hipogastrio; cuando el sistema nervioso simpático está activo, la vejiga aumenta su capacidad sin aumentar la presión del detrusor (acomodación) y estimula al esfínter urinario interno para que se mantenga cerrado.[2] El sistema nervioso parasimpático inerva el músculo detrusor por medio del nervio pélvico.[2] Cuando la vejiga alcanza el umbral de presión para la micción, se produce una señal intensa aferente procedente de la musculatura lisa, que viaja a la médula espinal, al centro miccional pontino y a la corteza cerebral.Queda orina residual y se generan altas presiones dentro de la vejiga.Pueden presentar riesgo por retención urinaria y daño en los riñones por la alta presión del almacenamiento.[2] Estos trastornos interrumpen los nervios y pueden producir una distensión silenciosa e indolora de la vejiga.[5][2] Los objetivos del tratamiento de la vejiga neurogénica son proteger el tracto urinario superior, mejora la contenencia, mejorar la calidad de vida y en lo posible la función del tracto urinario inferior.[6] Maniobra de Credé: compresión manual del hipogastrio para favorecer el vaciado vesical.Maniobra de Valsalva Estimulación refleja desencadenada Farmacoterapia: α1-bloqueantes, Terazosina, Doxazoxina y Betanecol.