Se casó con San Vincente de Soignies, conde de Hainaut, con quien tuvo cuatro hijos: Landerico (obispo de París), Dentelino (quien murió siendo todavía joven), Aldetrudis (abadesa del monasterio de Maubeuge) y Madelberta (abadesa del mismo monasterio), todos, esposo e hijos, son venerados como santos.
Cuando los hijos crecieron, la pareja se separó sin disolver el vínculo matrimonial, para dedicarse a la vida religiosa.
Valdetrudis se fue a vivir en soledad en una pequeña vivienda y posteriormente ingresó en la comunidad de Maubeuge, pero ella se quedó fuera de la abadía para poder llevar una vida todavía más austera.
Su culto se desarrolla a partir al menos por el siglo IX, momento en el que un monje de Mons redactó en latín una hagiografía de Valdetrudis.
Las reliquias de Santa Valdetrudis se conservan en la colegiata que lleva su nombre en Mons.