La mayoría de las fuentes sostienen que tanto Víctor como Corona fueron martirizados en Siria durante el reinado de Marco Aurelio (alrededor de 160-170 d. C.), si bien varios textos hagiográficos difieren sobre el lugar del suplicio, con algunos ubicándolo en Damasco, mientras que fuentes coptas lo sitúan en Antioquía y algunos textos occidentales en Alejandría o Sicilia.
Las fuentes discrepan así mismo sobre la fecha; ambos pudieron haber sido martirizados durante el reinado de Antonino Pío o Diocleciano, mientras que el martirologio romano afirma que los hechos tuvieron lugar en el siglo III.
[4] La passio de Corona es generalmente considerada ficticia, siendo probable que la propia santa tampoco existiese,[5] aunque las Iglesias católica y ortodoxa aseguran que vivió y padeció martirio.
Los restos serían llevados posteriormente hasta la pendiente del Monte Miesna, en Feltre, por parte de un obispo con intención de dar prestigio a la ciudad, erigiendo Giovanni da Vidor en 1096, durante la primera cruzada, la Iglesia de SS. Vittore e Corona, donde pasaron a custodiarse las reliquias.
Por su parte, alrededor del año 1000 el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Otón III llevó varias reliquias de Corona a Aachen, al oeste de Alemania.