Los Uzita eran parte de la cultura Safety-Harbor.
La ciudad Uzita consistía en una casa sobre un montículo para los jefes, otras casas al pie del montículo y un templo.
Los Uzita usaban arcos y flechas; los arcos fueron descritos por los españoles como muy largos y las flechas eran juncos tan afilados que podían romper un escudo o penetrar una armadura de metal.
Durante años lo tuvieron prisionero y con la tarea de ahuyentar a los animales salvajes que querían entrar al templo por la noche.
Un día, el jefe Utiza decidió quemarlo a la parrilla, pero la hija del jefe, que estaba enamorada de Ortiz, le ayudó a escapar al cacicazgo vecino de los Mocoso.