Una noche en el carnaval

Henri Rousseau trabajó como funcionario de aduanas y solo comenzó a pintar a tiempo completo al jubilarse.

Esta tela naíf muestra dos personajes disfrazados, una mujer vestida de manera extravagante y un payaso blanco seguramente en medio de un paseo nocturno por un parque.

La composición de la escena se centra sobre el paisaje de fondo y no sobre ambos protagonistas, efectivamente, éste ocupa gran parte del lienzo volviendo a ambos personajes prácticamente anecdóticos.

La escena es claramente melancólica a causa de su tema sombrío y la ausencia total de colores cálidos, lo que suscitará críticas contra Rousseau durante el Salón de los independientes de 1886 donde varios artistas se burlaron alegremente de la obra.

Sin embargo, cuando llevaron a Camille Pissarro ante la obra creyendo que tendría la misma reacción, al contrario, Pissarro la elogió, haciendo que Rousseau pronto ganara popularidad.