Cuando el viento pasa sobre una superficie arenosa, crea vórtices verticales que erosionan el material, especialmente en las zonas más débiles y permeables, como los sustratos limo-arcillosos.
Estas estructuras son típicas en depósitos eólicos, tempestitas marinas y lacustres, así como en ambientes fluviales.
Pueden presentar diferentes tamaños, desde pequeños agujeros hasta grandes depresiones, y su orientación suele ser paralela al flujo del viento.
Los turboglifos se conservan como moldes, siendo típicos en depósitos turbidíticos, tempestitas marinas y lacustres, así como en ambientes fluviales.
Algunos aspectos destacados incluyen: Para identificar los turboglifos, se deben considerar varios criterios morfológicos y de formación que los distinguen en el campo geológico.