Fue el arqueólogo inglés Charles Fellows quien halló este sarcófago, que perteneció al príncipe licio Payava, contemporáneo del sátrapa persa Autofradates.
Este sarcófago de piedra, imita la caja de madera en la que normalmente se colocaba a los difuntos y está formada por una tumba inferior, un zócalo macizo y el sarcófago propiamente dicho con su tapadera.
Se asentaba sobre un alto y articulado basamento hasta alcanzar una altura superior a los seis metros.
En el zócalo está representada la batalla en la que Payava, a caballo, triunfa sobre sus enemigos escondidos entre las rocas.
En resumen, la guerra, la caza y el ceremonial cortesano están representados como momentos intensos de la vida del príncipe, quien además recibe una corona, según un ideal manifiestamente griego, también por sus méritos atléticos.