Ya desde la adolescencia se destacó por cultivar el dialecto romanesco de la lengua italiana.
Con 16 años concurrió al periódico Rugantino y solicitó la publicación de un poema dedicado a la invención de la imprenta.
En sus últimos versos criticaba a la prensa contemporánea: Zanazzo, director del periódico, accedió a publicar el texto, que se publicó el 30 de octubre de 1887 firmado Trilussa (acrónimo de Salustri).
Con el apoyo de Edoardo Perino, editor del Rugantino, Trilussa publica una cincuentena de poemas y cuarenta prosas entre 1887 y 1889.
[3] En el barrio romano de Trastévere está homenajeado con el nombre de la plaza Trilussa.