El tresillo (denominado también rocambor) es un juego de cartas, muy habitual en España durante el siglo XIX.
Es considerado una evolución del juego de naipes denominado El Hombre.
Es habitual que el número de jugadores sea de cuatro (en algunas ocasiones se admite tres),[1] siendo en cada turno solo tres los que efectúan el lance del juego.
El cuarto reparte las cartas, es por esta razón por la que se denomina alcalde o zángano.
Se juega a nueve bazas, por lo que el jugador ganará siempre que consiga cinco bazas o cuatro si sus oponentes hacen tres y dos.