Trasplante de hígado
El trasplante de hígado se reserva para situaciones puntuales, en donde los pacientes no tienen otra solución y existe un riesgo vital para la persona.El trasplante de hígado es potencialmente aplicable a cualquier patología hepática, ya sea aguda o crónica, en donde exista una potencial pérdida de las funciones vitales del hígado (que puedan comprometer la vida del paciente), siempre y cuando además no existan otras condiciones que puedan resultar perjudiciales para el trasplante.Cáncer extrahepático metastásico, consumo de alcohol u otras drogas e infecciones sépticas graves, son consideradas como contraindicaciones absolutas.La mayoría de los trasplantados son pacientes con enfermedades crónicas e irreversibles del hígado (secundario a infección, toxinas o enfermedades autoinmunes) o pacientes con un nivel considerado de cirrosis (término anatopatológico que hace referencia a características histológicas del tejido hepático necrosado e inflamado).El hígado enfermo se extirpa a través de una incisión quirúrgica hecha en la parte superior del abdomen.