A diferencia de las balas, que concentran toda la energía en un área pequeña, una bomba dispersa toda esta sobre una mayor superficie y con un fuerte empuje hacia el exterior.
Esta configuración de diseño debe proveer un alto nivel de protección contra las esquirlas, la onda de presión, la onda térmica y efectos colaterales que ocasiona el artefacto al detonar e igualmente, no debe dificultar excesivamente la movilidad y percepción del medio circundante.
Las diversas amenazas que un artefacto explosivo improvisado, comúnmente conocido como IED (del idioma inglés Improvised Explosive Device), pueden incluir la utilización de agentes químicos y biológicos.
Por ejemplo, el traje y casco que componen el Med-Eng EOD 9, parten de un diseño seccionado, siendo útil como plataforma variable para adaptarse a diversas situaciones, que incluyen desde las amenazas convencionales hasta las químico/biológicas.
Ésta defensa se logra con una protección interior, por medio de ropa, guantes y botas especiales, al igual que adaptando al visor del casco un aparato de respiración autónomo.