[2] Por lo general, se utilizan organismos seleccionados con sensibilidad ecológicamente relevante a los tóxicos y antecedentes bibliográficos bien establecidos.[4] En 1962, se renovaron los intereses públicos y gubernamentales, en gran parte debido a la publicación del Silent Spring (Primavera Silenciosa) de Rachel Carson, y tres años después se aprobó la Water Quality Act of 1965, que ordenaba a los estados a desarrollar estándares de calidad del agua.Los análisis de toxicidad se pueden usar para evaluar el daño potencial a un ambiente acuático y para proporcionar una base de datos que se puede usar para evaluar el riesgo asociado, dada una situación, para un tóxico específico.Las pruebas de toxicología acuática se pueden realizar en el campo o en el laboratorio.Son pruebas de exposición a corto plazo (horas o días) y generalmente usan la muerte como punto final.Las pruebas agudas no son válidas si la mortalidad en la muestra de control es superior al 10%.En exposiciones crónicas, los organismos entran en contacto con dosis bajas y continuas de un tóxico.Las pruebas crónicas no se consideran válidas si la mortalidad en la muestra de control es superior al 20%.[1] Las pruebas subletales a corto plazo se utilizan para evaluar la toxicidad de los efluentes para los organismos acuáticos.Estos métodos son desarrollados por la EPA y solo se centran en las etapas de la vida más sensibles.Los puntos finales para estas pruebas incluyen cambios en el crecimiento, la reproducción y la supervivencia.Las diferentes especies difieren en su susceptibilidad a los productos químicos, muy probablemente debido a las diferencias en accesibilidad, tasa metabólica, tasa de excreción, factores genéticos, factores dietéticos, edad, sexo, salud y nivel de estrés del organismo.Las especies de prueba estándar comunes son la carpita cabezona (Pimephales promelas), Crustáceos planctónicos como Daphnia magna, Daphnia pulex, Daphnia pulicaria o Ceriodaphnia dubia, dípteros como Chironomus tentans o Chironomus ruparius, la trucha arcoíris (Oncorhynchus mykiss), el pez cabeza de oveja (Cyprinodon variegatu),[5] pez cebra (Danio rerio),[6] camarones del género Mysidopsis y la especie Palaemonetes pugio, ostras (Crassostreas), anfípodos como Hyalella Azteca y el mejillón mediterráneo (Mytilus galloprovincialis).Por este motivo, la toxicidad de los sedimentos puede jugar un papel importante en los efectos biológicos adversos observados en los organismos acuáticos, especialmente en aquellos que habitan hábitats bentónicos.[1] Hay varios efectos que ocurren cuando un organismo se expone simultáneamente a dos o más tóxicos.
Reloj analógico, para indicar la duración de las pruebas
Calendario para indicar la duración de las pruebas
Sedimentos en aguas
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