Más tarde fue elegido miembro de la Academia Francesa en 1675 para el asiento número 2.
Fue gracias a su intervención ante el rey que se dio el edicto de 1667, en virtud del cual la Academia Francesa fue interlocutor válido de las cortes superiores.
Fue seguramente la razón por la cual él mismo fue elegido a la Academia, ya que no había publicado nada cuando fue admitido en diciembre de 1675 en reemplazo de Valentin Conrart.
Fue uno de los seis primeros académicos admitidos a la corte real.
El duque de Saint-Simon, en sus Memorias refiere varias anécdotas sobre Rose.