Llegó a ser gobernador de Saint-Domingue, que era el nombre dado por los franceses al actual Haití.[1] Su abuelo nació en Dahomey (actual Benín) y al parecer pertenecía a la familia real Allada.Se casó con una mujer libre llamada Suzanne con la que tuvo dos hijos, Isaac y Placide.La parte francesa de la isla estaba invadida por la Marina británica y por las tropas españolas, a las que se habían unido numerosos monárquicos franceses blancos.Pero hubo que esperar hasta el 5 de abril de 1794 para que Toussaint abandonara a sus aliados españoles, quienes no pretendían abolir la esclavitud.Reemprendió la lucha contra los británicos con algunas victorias, aunque ninguna de ellas fue decisiva.Pero el nuevo generalísimo, que peleaba en la colonia hacía un año, era un militar doblado en hábil diplomático.Comprendió bien que era imposible para Gran Bretaña mantenerse pacíficamente en la isla.[4] Louverture consiguió apartar de las negociaciones al último comisario civil Julien Raimond y al último general en jefe, Hédouville, llegado en marzo de 1798.Para deshacerse de Hédouville, Louverture alertó a los negros del norte, que el 16 de octubre de 1798 se rebelaron contra el general, que había ordenado el desarme de los negros, lo que obligó a Hédouville a reembarcarse precipitadamente hacia Francia junto a numerosos blancos.Louverture aprovechó un incidente y le provocó, con lo que Rigaud inició las hostilidades en junio de 1799.Toussaint, secundado por Jean-Jacques Dessalines y Henri Christophe derrotó a las tropas de su enemigo tras una sangrienta guerra.En pocos días, Toussaint dispersó a los rebeldes y ordenó el fusilamiento de trece cabecillas, entre los que estaba su propio sobrino, el general Moise.Napoleón Bonaparte, cuyo poder en Francia era cada vez mayor, deseaba restablecer en Saint-Domingue el dominio de los colonos franceses y conseguir recuperar así la pujanza de la industria azucarera.El 1 de enero de 1804, un nuevo líder, Jean-Jacques Dessalines, proclamó la independencia del país, al que rebautizó con uno de sus nombres aborígenes, Haití, que significa «tierra montañosa», aunque el actual Haití no guarda relación cultural, etno-genética ni histórica alguna con los pobladores precolombinos que llamaban a la isla con ese mismo nombre.