Ver texto La tortuga mora (Testudo graeca) es una de las ocho especies de tortuga clasificadas tradicionalmente dentro del género Testudo es la especie con la distribución más extensa del género y está presente en tres continentes (Europa, África y Asia).
Testudo graeca fue identificada por primera vez en 1758 por el botánico sueco Carlos Linneo, el nombre no proviene de su origen, ya que no es muy común en Grecia, sino porque las placas y los dibujos de su caparazón recordaban los mosaicos griegos.
Por esta tan amplia distribución se han identificado muchas subespecies, que según algunos científicos serían especies diferentes.
Sus extremidades delanteras están recubiertas en su parte anterior por varias filas de escamas grandes y puntiagudas.
En general, T. hermanni presenta una división en dos partes del plastrón supracaudal, pero hay muchos ejemplares sin esta partición.
Los machos adultos presentan una concavidad en el plastrón para facilitar que la hembra monte su espaldar.
El plastrón de las hembras y de los ejemplares jóvenes y subadultos es plano; el ángulo que forman las escamas anales del plastrón es mucho más grande en los machos, pero en las hembras, estas escamas son más altas.
Mientras que en las hembras la placa supracaudal es plana en los machos es convexa y está fuertemente curvada hacia dentro.
[2] La hembra puede llegar a tardar cuatro años en concebir, pues puede conservar el semen en un órgano del oviducto.
Son animales de gran longevidad, y se conocen muchos ejemplares centenarios.
Las hembras de Testudo Graeca ponen huevos tres o cuatro veces al año, entre mayo y junio.
Se les deben proporcionar alfalfa, cardos, diente de león, llantén, plantago, trébol, milenrama, madreselva, romero, salvia y melisa.
Hay muchos aficionados que también les dan higos chumbos y palas de chumbera (Opuntia sp.
Es muy importante que la mayor parte de alimento sean plantas silvestres, pues las hortalizas contienen demasiadas proteínas.
Se les puede dar pienso especial para tortugas terrestres mezclado con el resto de comida.
También será recomendable que se les añada calcio a su alimento, para fortalecer sus huesos y su caparazón.
Un síntoma evidente de mala alimentación es un espaldar con las escamas puntiagudas y estriadas en las suturas, un fenómeno conocido como piramidalización.
En las zonas donde los veranos son más tórridos, como en el norte de África o en Oriente próximo, la Testudo graeca realiza una estivación de unas semanas o meses esperando enterrada a que refresque.
En estado natural, las tortugas se entierran a una profundidad entre la superficie del suelo y veinte centímetros.
La hibernación es una fase metabólica vital para esta especie, y lo único que la puede impedir es una enfermedad u otra circunstancia debilitante.
[3] Si, en cambio, se prefiere una hibernación controlada, hará falta poner la tortuga en un contenedor protegido de los roedores con una red metálica, lleno del mismo tipo de sustrato que se describe en el párrafo anterior.
Las tortugas moras habitan en parajes áridos con escasas precipitaciones, donde predominan los matorrales y arbustos pequeños.
En la actualidad sólo existen 3 poblaciones en nuestro país, 2 en el sur de la península y 1 residual en Mallorca.
Y la única población balear se halla en un pequeño enclave de unos 100 km² en Calviá.
Las causas de su regresión son diversas: la presión del hombre sobre su hábitat por prácticas agrícolas, los incendios forestales y, sobre todo, el urbanismo salvaje.
Se obtuvieron del caparazón muchos objetos cotidianos, joyería y cajas de resonancia para instrumentos musicales.