The Spirit of St. Louis (película)
Durante un vuelo a Chicago en pleno invierno, Lindbergh hace aterrizar su viejo biplano de Havilland en un pequeño aeródromo para repostar.Convencidos por la oratoria de Lindbergh, bautizan al aparato como Spirit of St.A continuación, Lindbergh contacta con la Ryan Aeronautical Company de San Diego, California.Subrepticiamente, Mahoney desliza una medalla de San Cristóbal entre el equipaje del piloto.Más tarde, la brújula deja de funcionar, lo que le obliga a navegar orientándose por las estrellas.Cuando saca un sándwich para comer, Lindbergh descubre la medalla de San Cristóbal y la cuelga del salpicadero.Cruza el Canal de la Mancha y sigue la línea del Sena desde su desembocadura hasta París.Confuso, Lindbergh apenas se da cuenta por fin de que le están vitoreando como un héroe al haber completado la travesía.[N 1][4] Numerosas fuentes indican que Stewart estaba presionando a los ejecutivos de Warner Bros.[7] Para representar fielmente el vuelo transatlántico, se hicieron tres réplicas del Spirit of St.En 1959, Stewart donó el avión al Museo Henry Ford en Dearborn, Michigan.[12] Las secuencias aéreas fueron dirigidas por Paul Mantz y fueron tomadas desde un bombardero norteamericano B-25 convertido como plataforma de cámara para fotografía.[13][N 2] Durante la preproducción en agosto de 1955, se envió un pequeño equipo de filmación a Nueva York para filmar imágenes en Roosevelt Field en Long Island y luego para filmar secuencias aéreas sobre las Montañas Apalaches en Nueva Escocia y en St.Al final, tenía que bastar con escenas escenificadas utilizando una maqueta en un escenario de sonido.