Su jefe Cowley era un cascarrabias que generaba simpatía, flexible para los giros inesperados de las situaciones (con algunas excepciones) y si bien podía congeniar con sus subordinados, y tampoco dudaba en emplear un arma de ser necesario les exigía.
Entre los tres frecuentemente solían incurrir en métodos no ortodoxos pero cubiertos bajo el manto de una supuesta autorización para tomar cualquier acción que fuera necesaria, aun violando las leyes.
Pocas veces debían dar explicaciones por sus actuaciones y cuando la daban no era por el hecho en si, sino por sus implicancias políticas.
Su personaje fue voluntario en el bando republicano, durante la guerra civil española y luego se unió al MI6.
Martin Shaw interpretó a Doyle, un expolicía; en tanto que Lewis Collins estuvo en el papel de Bodie, un exmilitar del SAS.