Su segundo álbum de estudio Merrie Land (2018), incorpora música folklórica, synth pop y rock alternativo.
[6] Ese mismo año, Albarn teniendo otros compromisos, siendo cuando el creador y guitarrista de Blur, Graham Coxon abandonó el grupo; Blur necesitó un guitarrista para las presentaciones en vivo de la gira Think Tank Tour, pensaron en un guitarrista de la banda británica The Verve, Simon Tong, este aceptó,[8][6] y rápidamente, Tong se convirtió en músico de confianza tanto como para presentaciones en vivo como para proyectos posteriores, como en la banda virtual Gorillaz.
Albarn tuvo la idea de formar un supergrupo con Allen y Tong, ellos accedieron.
En 2005, durante los primeros meses del nuevo supergrupo creado, Allen viajó desde París a Londres para grabar con los demás miembros de la banda en el estudio de Albarn, el Studio 13.
[6] Su rutina musical era tres días a la semana, escribir, ensayar y grabar.
Al mismo tiempo, Albarn comenzó a grabar el disco debut junto con el segundo álbum de estudio de Gorillaz, Demon Days e invitó al productor Danger Mouse para producir ambos discos.
[6] Terminado Demon Days, Albarn volvió a pensar en el disco debut de The Good, the Bad & the Queen, sin embargo, si iba a ser material basado en el arreglo tradicional y típico de «banda» de 4 piezas, por supuesto, todavía faltaba una pieza del rompecabezas: el bajo.
Damon se puso a pensar y de repente se le ocurrió el bajista del grupo británico The Clash, Paul Simonon, quien lo conoció en la boda de Joe Strummer.
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[20] Las sesiones de grabación para el segundo álbum comenzaron en enero de 2017, cuando Albarn, Simonon y Tong se reunieron en el Teatro para Conciertos Blackpool (Reino Unido), que originalmente iba a ser el teatro para conciertos de The Good, the Bad & the Queen.
[28][29] En una entrevista con The Guardian, los miembros de la banda mencionaron que Merrie Land comparte rasgos creativos con su predecesora, pero estilísticamente son diferentes.
[22] Mientras que Allen señaló: «esta vez la gente puede bailar»,[22] y Albarn comentó: «[el álbum] es una carta rancia de despedida».