Se alimentan de hojas, flores, semillas, corteza, aunque unos pocos son depredadores (subfamilia Listroscelidinae).
[3] Taxonómicamente se caracterizan por poseer antenas más largas que el cuerpo, tarsos con cuatro segmentos, órgano productor de sonido en el primer par de alas (tegmina) rugosas, el tegmen izquierdo se superpone al derecho y presenta el peine estridulador, mientras que al tegmen derecho presenta el plectro o rascador (vena engorsada) en el área anal.
Los machos producen el canto que los caracteriza al frotar las tegminas y deslizar el peine[4] estridulador contra el plectro.
[10] Sin embargo, los tettigónidos también se encuentran en las regiones templadas frías y secas, con unas 255 especies en Norteamérica.
miembros del género Neobarrettia Rehn., los cuales se alimentan de otros insectos y arácnidos.
Los Tettigoniidae son a su vez una importante fuente de alimentación para vertebrados insectívoros.
El comportamiento acústico es importante en la reproducción, cuando los machos están sexualmente maduros para atraer a las hembras y aparearse, en algunas subfamilias (Phaneropterinae) las hembras son capaces de emitir una señal acústica en respuesta al canto del macho.
Los machos utilizan este sonido para el cortejo, que tiene lugar a finales del verano.
[14] Algunos tettigónidos tienen espinas en diferentes partes del cuerpo que funcionan de distintas maneras.
Esto suele funcionar con su postura de dormidero diurno para maximizar la defensa y evitar que los depredadores vayan a por su cabeza.
[15] Cuando los tettigónidos descansan durante el día, adoptan una postura diurna para maximizar sus cualidades crípticas.
Al abrir las alas cuando se les molesta, utilizan la coloración para engañar a los depredadores haciéndoles creer que las manchas son ojos.
El segundo macho que se aparea con la hembra al finalizar su periodo refractario suele ser cornudo.
Cuanto más fuerte y fluido sea el trino, mayor será la aptitud del macho.
Además, existe una relación coste-beneficio en el tamaño del espermatóforo que producen los tettigónidos macho.
Este bajo éxito reproductivo se atribuye a algunas especies de Tettigoniidae en las que el espermatóforo que la hembra recibe como regalo alimenticio del macho durante la cópula aumenta el rendimiento reproductivo del intento de reproducción.
Sin embargo, Obolopteryx castanea y Planipollex pollicifer son reportados como plagas en cítricos en el noreste de México.