La termoarcilla ahorra en medios auxiliares, ya que no se necesita encofrado y puede ser abordada por un autoconstructor.
A modo comparativo, en un muro de este tipo se emplea media hora para levantar un metro cuadrado, mientras que en uno de dobla hoja, casi se necesitan dos horas.
Entre sus cualidades singulares figura su porosidad, que permite la transpiración de la vivienda, y su buena inercia térmica.
Otros aditivos empleados para aligerar la arcilla son: pasta de papel, orujillo, etc. Para seguir mejorando el producto, se está llevando a cabo un estudio, que está en fase experimental, para determinar con qué aditivos se podría conseguir una microporosidad óptima en la arcilla cocida constituyente del bloque.
Esta microporosidad, no sería apreciable a simple vista, y permitiría mejorar el aislamiento térmico de los bloques.