[15] Los estudios han relacionado la creencia en las teorías conspirativas con la desconfianza en la autoridad y el cinismo político.[16][17][18] Algunos investigadores sugieren que la ideación conspiracionista —creer en teorías conspirativas— puede ser psicológicamente perjudicial o patológica.[25] Históricamente, las teorías conspirativas han estado estrechamente vinculadas a los prejuicios, la propaganda, la caza de brujas, las guerras y los genocidios.[42][43][44] Están muy extendidas por todo el mundo y a menudo son creídas por la mayoría de la población.[57][58] El término «teoría conspirativa» es usado por académicos establecidos y en cultura popular para identificar un tipo de folclore similar al de una leyenda urbana, especialmente un relato explicativo que se construye con fallos metodológicos particulares.[cita requerida] El uso peyorativo del término «teoría de conspiración» ha sido criticado por algunos intelectuales.Tampoco hubo casi delatores en conspiraciones tales como el Holocausto o los desaparecidos del Proceso de Reorganización Nacional.David Robert Grimes publicó un artículo titulado «On the Viability of Conspiratorial Beliefs» («Sobre la viabilidad de las creencias conspiratorias»)[72] donde usa un modelo matemático para calcular cuánto tiempo puede permanecer secreta una conspiración.[77] Dado su potencial dramático, las conspiraciones son un tema popular en novelas o películas de acción y ciencia ficción.La más difundida de estas se debió al escritor inglés Stephen Knight, y fue postulada en el ensayo Jack the Ripper.En dicha versión, las prostitutas víctimas del verdugo serial habrían chantajeado a la monarquía, amenazando divulgar que (como fruto de los amoríos entre una plebeya y el príncipe Albert Víctor) había nacido una niña bastarda con derechos al trono británico.Al médico imperial se le habría encargado asustar a las chantajistas, pero no asesinarlas.[87] Karl Popper argumenta que la ciencia se escribe como un conjunto de hipótesis falsables; aquellas teorías y aseveraciones que no admiten ninguna posibilidad de falsación son consideradas metafísicas o no científicas.El clásico de Bernard Bailyn The Ideological Origins of the American Revolution (1967) hace notar que en Estados Unidos puede encontrarse un fenómeno similar durante el tiempo que precedió a la independencia estadounidense.Entre los principales académicos del conspiracionismo se encuentran: Richard Hofstadter, Karl Popper, Michael Barkun, Robert Alan Goldberg, Daniel Pipes, Mark Fenster, Frank P. Mintz, Carl Sagan, George Johnson y Gerald Posner.Alternativamente, las teorías conspirativas pueden surgir cuando la evidencia disponible en el registro público no se corresponde con la versión común u oficial de los acontecimientos.En este sentido, las teorías conspirativas pueden servir en ocasiones para resaltar 'puntos ciegos' en las interpretaciones comunes u oficiales de los acontecimientos.[98] Esto puede deberse a diferencias en la información en que se basan las partes para formular sus conclusiones.En un contexto donde una teoría conspirativa se ha vuelto popular dentro de un grupo social, el reforzamiento comunal puede igualmente desempeñar un papel.Los autores concluyen que las teorías conspirativas pueden por tanto tener un 'poder escondido' para influir las creencias de las personas.Richard Hofstadter, en su ensayo The Paranoid Style in American Politics, afirma que: Hofstadter también notó que la «libertad sexual» es un vicio frecuentemente atribuido al grupo objetivo del conspiracionista, apreciando que «muy a menudo las fantasías de verdaderos creyentes revelan fuertes escapes sadomasoquistas, vivamente expresados, por ejemplo, en el deleite de antimasones con la crueldad de castigos masónicos».De acuerdo a un estudio, las personas aplican una regla general por medio de la cual esperan que un acontecimiento significativo tenga una causa significativa (esto puede reemplazarse por: la gente espera, para algo extraordinario, una explicación extraordinaria).[102] El estudio ofreció a tres sujetos cuatro versiones de acontecimientos en los cuales un presidente extranjero (a) fue asesinado, (b) fue herido pero sobrevivió, (c) sobrevivió con heridas pero luego murió de un ataque cardíaco, y (d) salió ileso.Para individuos relativamente poco comunes, una compulsión obsesiva a creer, probar o repetir una teoría puede indicar una o más de varias enfermedades psicológicas bien comprendidas y otras hipotéticas: paranoia, negación, esquizofrenia, síndrome del mundo mezquino.[104] Donde un comportamiento responsable se previene por las condiciones sociales o simplemente va más allá de las habilidades de un individuo, la teoría conspirativa facilita la descarga emocional o duelo que requieren tales retos emocionales (según Erving Goffman).Graham Allison, politólogo, desarrolló este argumento en su libro, Essence of Decision, y lo llamó informalmente el «teorema de la racionalidad».Por ejemplo, Allison notó que evidencias del ataque venidero estaban dispersas en diferentes departamentos gubernamentales, y no se combinó inmediatamente para crear una imagen entera.Un segundo tropo de los medios, tal vez relacionado, es el esfuerzo por destinar responsabilidades individuales a acontecimientos negativos.[112] Ciertos proponentes de aseveraciones conspirativas y sus partidarios argumentan que el término es completamente ilegítimo y que debe considerarse precisamente tan manipulador políticamente como la práctica soviética de tratar disidentes políticos como dementes clínicos.En relación con esta controversia sobre las teorías de conspiración, algunos intelectuales han acuñado las palabras «generalismo» y «particularismo»:[119]
Informe del Senado estadounidense de 1977 sobre la existencia del programa
MK Ultra
Hay quienes sostienen que
Elvis Presley
fingió su propia muerte y que ha sido visto luego del día de su fallecimiento, el 16 de agosto de 1977, en diversos lugares.