La pareja fue objeto de una terrible maldición, según la cual sus hijos se convirtieron en los siete monstruos mitológicos guaraníes: Teju Jagua, Mbói Tu'ĩ, Moñái, Jasy Jateré, Kurupí, Ao Ao y Luisón; cabe destacar que todos son sietemesinos, es decir, que nacieron con 7 meses de gestación.Esto ocasiona profunda tristeza e indignación en la tribu por lo cual estos ruegan un castigo ejemplar al transgresor.Sostiene la leyenda que al nacer el último hijo apareció en el cielo una señal de advertencia para que los hombres se cuiden de estos engendros: las Pléyades.El plan sólo puede ser llevado a cabo por una bella doncella y existe la posibilidad de que ésta nunca retorne.Sin embargo, nadie en la tribu parece ofrecerse ante el temor de tal sacrificio y todos callan.Porãsy (madre de la belleza), bella y valiente se ofrece como voluntaria para el plan: Porãsy, altiva, extiende su mirada más allá del círculo familiar que la rodea y gira alrededor de los reunidos.Si logramos acabar con ellos, haremos retroceder a la maldad que tiende su manto sobre todos nosotros”.Porãsy se dirige entonces a la cueva de Moñái, donde llega al amanecer.Lentamente ingresa a la cueva sabiendo el peligro que le acecha.Moñái despierta y sale a su encuentro, pero prendado por su belleza no la mata, en su lugar le pregunta qué hacía allí.Moñái, obnubilado por la belleza y elocuencia de la joven, acepta hacerlo en ese mismo momento.El plan que Tupá había comunicado a Tumê Arandú estaba en marcha.Durante diez días Porãsy aguarda en la cueva con Teju Jagua mientras Moñái buscaba y reunía a sus otros hermanos.Los monstruos se mueven cada vez más toscamente por los efectos del alcohol hasta caer dormidos.En ese instante, Moñái despierta y se abalanza sobre ella con el grito de ¡traición!.
Las Pléyades: la advertencia sobre los siete monstruos (Digitized Sky Survey).
Moñái.
Lucero del Alba (planeta Venus): Tupã premia el sacrificio de Porãsy elevándola a los cielos para que brille durante el amanecer y el ocaso.