Durante las primeras acciones de los tanques quedó en evidencia que con frecuencia la infantería no podía seguir a estos; no porque los soldados fuesen lentos - los primeros tanques apenas podían moverse a la misma velocidad de un hombre caminando - sino por las ráfagas de las ametralladoras enemigas, siendo esta la razón por la cual se inventaron los tanques.
Para entonces ya había quedado claro que incluso el tanque alargado Mark V* no era apto para el transporte de infantería.
Para asegurar la suficiente rigidez del chasis, el piso fue reforzado con pesados perfiles transversales.
El tanque además podía transportar pertrechos en una bandeja sobre el techo, detrás de la torreta de observación del comandante (que era el punto más alto, a 2,64 m), mientras remolcaba hasta tres trineos totalmente cargados.
El modelo fue llamado El Cerdo, porque el bajo frente de las orugas se parecía al hocico del animal.
Como ya tenía un gran casco, se le agregó tambores de flotación al frente y a los lados.
La leyenda dice que este vehículo fue llamado El Pato, aunque se duda mucho de su veracidad.